En Valparaíso, a las ocho de la noche, la celebración de Corporativo Jiménez estaba en pleno apogeo con invitados que brindaban y conversaban animadamente.Sebastián Jiménez, rodeado por la multitud, había visto cómo su familia caía en desgracia años atrás, pero luego se las arregló para empezar de cero y conseguir que la empresa volviera a cotizar en bolsa, algo que sin duda merecía celebrarse.—Felicidades, Sebastián, qué joven y exitoso.—Definitivamente tenemos que trabajar juntos más seguido.—No solo te va increíble en los negocios, sino que tienes una familia hermosa. Mi esposa siempre dice que cuando uno tiene una buena esposa, no hay de qué preocuparse. De verdad que te envidio por tener una esposa tan extraordinaria.Claro que lo envidiaban: su esposa, siendo tan joven, había aceptado convertirse en madrastra y aun así crió a los dos de maravilla. Cualquier hombre desearía tener una esposa así.Al mencionar a su esposa, Sebastián, que era el centro de atención, dirigió la mir
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