Poderoso

Meu casamento era só fachada. Por trás das juras de amor do meu marido, existia apenas covardia e interesse. Ele me entregou, como se fosse um presente, nas mãos de Ícaro Figueiredo — o CEO frio e poderoso da SkyLança. A partir daquela noite, minha vida virou um jogo perigoso. Sob a luz do dia, eu era apenas a assistente dedicada de Ícaro. Mas, quando as luzes se apagavam, eu me tornava sua obsessão secreta — e também sua prisioneira. Ícaro mandava em tudo: meu trabalho, meus horários, até minha liberdade. Ele exigiu meu divórcio, impôs um contrato frio — um ano ao lado dele, sem direito a casamento, sem ilusões de amor. Ele era arrogante. Sempre me dizia que eu não era digna, que não merecia sonhar com um final feliz ao lado dele. Quando enfim o contrato terminou, achei que estava livre do meu cárcere dourado. Um novo amor apareceu — doce, honesto, disposto a me dar o mundo. Eu aceitei seu pedido de casamento, acreditando que finalmente teria paz. Mas, bem no altar, Ícaro explodiu. Rasgou um acordo de bilhões na frente de todos, jogando as páginas ao vento como se fossem neve sobre meu véu. O olhar dele era puro fogo — raiva, desejo, posse. Diante da plateia perplexa, ele declarou: — Quero ver quem tem coragem de roubar minha mulher! Ele sempre disse que não me amava, mas nunca me deixou ir. No jogo de poder e paixão, ele caiu na própria armadilha: virou prisioneiro do seu próprio desejo. Desta vez, não há contrato. Apenas uma certidão de casamento. E ele deixou claro: — Quero você pra sempre. Só minha. Só me amando.

En el tercer año de su matrimonio con Gabriel Torres, Keyla Moreno por fin comprendió la identidad de la mujer que ocupaba un espacio en el corazón de su esposo. Se trataba de María González, la esposa de su hermano. En la noche de la muerte de su hermano mayor, Gabriel no dudó en detener una cachetada dirigida a María, protegiéndola, sin mostrar la menor consideración por el hecho de que Keyla, su propia esposa, se encontraba observando la escena. Keyla comprendió que Gabriel había contraído matrimonio con ella por una razón muy simple: porque ella era dócil y comprensiva. La realidad confirmó que, en efecto, ella poseía una naturaleza comprensiva. Tan comprensiva que, incluso cuando decidió divorciarse, no causó la más mínima perturbación en la vida de Gabriel. Él permanecía ajeno al hecho de que ella había obtenido los papeles del divorcio. También desconocía que ella estaba a punto de celebrar una nueva boda con otra persona. El día en que alcanzó el éxito desarrollando un tratamiento revolucionario contra el cáncer, el mundo entero se unió para celebrar y reconocer su extraordinario logro. Solo Gabriel se postró en una rodilla frente a ella, con la mirada enrojecida por la desesperación, implorándole clemencia. —Keyla, cometí un grave error. ¿Serías tan bondadosa de volver a mirarme? Siendo él un hombre de principios nobles, ¿cómo era posible que hubiera cometido tal equivocación? Ella dio un paso hacia atrás. En ese momento, un hombre, que la gente describía como el heredero más codiciado y poderoso, extendió su brazo para tomarla por la cintura, diciendo con autoridad absoluta: —Lamento informarte, pero ella se va a casar... y será conmigo.