Yuri Orlov Solo Leveling

เด็กสาวในวัย 18 ปี จะจัดการอย่างไรกับความรู้สึกที่ค่อยๆ ก่อตัวขึ้นเหมือนคลื่นยักษ์... แต่เปิดเผยไม่ได้เพราะ…กฎ ที่เขาตั้งไว้ ขวัญบูชาไม่เคยคิดว่าชีวิตนี้จะตกต่ำถึงขั้นต้องขายตัวแลกเงิน ซ้ำร้ายผู้ชายที่เธอขายตัวให้เขากลับอายุรุ่นราวคราวเดียวกันกับพ่อของเธอ เขาปากร้าย ชอบดุ ชอบว่า ชอบสั่งแล้วก็ชอบสอน จนหลายครั้งทำให้เธอแอบเผลอหลงคิดเข้าข้างตัวเอง เขาทำเหมือนรู้จักเธอดี ทั้งที่เธอไม่เคยรู้จักเขา เขาเมินเฉย เขาเย็นชา ตีค่าตัวเธอไม่ต่างจากเด็กคนก่อนๆ ของเขา แต่เธอกลับไม่เคยรู้ว่า เขารักและหวงแหนเธอมากที่สุด

Dirty Game Book 1: Sky Avenido is a typically quiet, mysterious, genius and boy next door in their school but looks can be deceiving. You don't know his real self. He's obsessed with her. Dirty Game Book 2: Austin Jimenez can't accept the loss of his battle against Sky Avenido to Reese Santillan's heart but he will do everything just to get the only girl he loved in his entire life, even if he does His Dirty Tactics. Dirty Game Book 3: "Y-Yuri? Anong ginagawa mo dito?" Nauutal kong tanong habang nakatingin sa lalakeng ilang araw nang ginugulo ang buhay ko. "Is that how you welcomed me? My bestfriend's girlfriend?" He smirked that I almost lost my breath. Sana hindi ko nalang siya nakilala. Sana hindi nalang siya ipinakilala sa akin ni Zane. He is Yuri Avenido. My boyfriend's bestfriend who wants me so badly. This is the Dirty Game series of Sky, Austin, and Yuri.

“Dad What do you mean, you sold me to the Russian mob?” Ana never thought her father capable of betrayal, but the truth hits harder than she ever imagined. Sold to New York’s most feared Bratva boss, Dmitri Orlov, Ana’s life turns into a waking nightmare. Dmitri is a man whispered about in dark alleys—a ruthless crime lord with a reputation carved in blood. With his sharp suits, chilling smile, and a voice that can command armies, he’s the very definition of danger. And now, he owns Ana. Their arrangement is simple: she’s the price her father paid, and Dmitri has no intention of letting her forget it. Cold and calculating, he’s determined to use Ana to exact his revenge. But there’s a darker, more complicated truth behind Dmitri’s anger. The beast with a soul as black as midnight has a weakness—and it’s her. Every heated touch, every possessive growl, chips away at Ana’s defenses. Despite her fear, she starts to see glimpses of the man behind the monster, the one who wants to claim her not just in body, but in soul. But falling for Dmitri was never part of the plan, especially when she discovers she’s carrying his child. Now Ana’s running for her life, caught between her father’s betrayal and Dmitri’s wrath. But there’s one thing she can’t escape—the fact that no matter how far she goes, she belongs to him. And Dmitri will stop at nothing to bring his wife—and his heir—home. Because in their world, “till death do us part” isn’t just a vow—it’s a warning.

El día de mi compromiso, él quiso irse solo porque Violeta Mendizábal quería comer empanadas caseras hechas por él. Intenté detenerlo, pero me respondió con una bofetada. —Solo es un compromiso, lo podemos hacer otro día. ¿Y si Violeta se queda con hambre? Incluso mi hermano me regañó, como si yo fuera la culpable: —Tú eres mayor que Violeta, ¿no puedes ceder un poco? No respondí. Solo me di la vuelta y lo dejé ir. Pensando que era solo una rabieta mía, no le dieron importancia, y cancelaron todos sus compromisos para poder pasear con Violeta por montañas y playas. Recién medio mes después se acordaron de mí. Cuando por fin intentaron contactarme, se enteraron de que ya había ingresado a un programa confidencial del Estado, un proyecto de investigación de armas estratégicas que duraría diez años… Y que no pensaba volver jamás. Entonces sí, el pánico los invadió.

La chica que Iván Herrera mantenía volvió a buscarme para hacer una escena. —De verdad amo demasiado a Iván… ¿no podrías dejar que se quede conmigo? Él, sentado a un lado, no dijo nada. Solo me envió un mensaje: «Dile que sí, solo hazle creer que tiene una oportunidad.» Le seguí la corriente. Y, en silencio, empecé a empacar mis cosas para dejar la casa que compartíamos. Al salir, escuché las burlas de sus amigos. —Vaya, sí que es obediente la «esposa». Entonces si le pides que pierda al bebé, ¿también lo haría? Iván alzó las cejas, con calma. —¿Apostamos? —Yo digo que en una semana estará llorando frente al hospital… pero lo hará. Yo no dije nada. Solo abrí otro chat, leí el último mensaje: «¿Quieres casarte conmigo?» Y respondí: «Sí.»

Cuando yo estaba embarazada de cuatro meses, mi esposo médico me dejó plantada 16 veces cuando íbamos a registrar nuestro matrimonio. La primera vez, su amante, la enfermerita Lucía, se desmayó por la sangre durante una cirugía. Esperé todo el día frente a la oficina de registro. La segunda vez, recibió una llamada de Lucía. Me abandonó en el puente elevado solo para comprarle toallas sanitarias. Cada vez que intentábamos registrar el matrimonio, su amante encontraba una nueva excusa. La última vez, escuché que él estaba enfermo. Corrí al hospital bajo la lluvia torrencial, solo para descubrir que era la Lucía quien estaba enferma. Él permaneció a su lado sin moverse, mientras me mentía descaradamente por teléfono. En ese momento, comencé a odiarlo. Decidí abortar y marcharme. Pero él recorrió medio mundo, persiguiéndome hasta otro país, solo para suplicarme perdón.

Mi prometido, Victor Blackwood, es el Don de la mafia que controla el bajo mundo de todo el país con mano de hierro. Para los demás, él es la personificación del poder. Pero para mí… era el amor hecho hombre. Nunca imaginé el precio de amar a un hombre como él. En el Día de San Valentín preparé sus comidas favoritas y lo esperé en casa. Sin embargo, las horas pasaron, el vino se enfrió… y su silla seguía vacía. Con un mal presentimiento, abrí la red social de Queenie Stone, su «hermana adoptiva», quien había publicado: «Solo bastó que le dijera que me sentía sola… para que viniera enseguida. Incluso, aunque derramé vino sobre él, no se enojó. Victor siempre ha sido así… La familia para él es lo primero, aunque eso signifique dejar a su novia esperando. Nunca me falla. Ojalá nada cambie». En la foto, la camisa de Victor estaba empapada a la altura de la cintura, y el pañuelo de Queenie descansaba de manera peligrosa cerca de su entrepierna… Él ni siquiera se había apartado… sino que solo la miraba con ternura. No hice ningún escándalo. Solo le di «me gusta» a su publicación y luego le envié un simple mensaje: «Terminamos.» Pero como siempre… lo ignoró. Después supe que, al ver mi mensaje, él se limitó a comentar: —Vivienne no puede vivir sin mí. Solo está haciendo un berrinche. Si la ignoro un par de días, volverá arrastrándose. Es fácil de contentar. Lo que él no sabía… era que yo solo era fácil porque lo amaba. Pero ahora que decidí irme, no hay vuelta atrás… No importa lo que haga.

Mi novio insistió en escalar de noche la montaña nevada para ver la cascada. Ese mismo día, resbalé y caí desde la cima. Al despertar, descubrí que no solo sufría amnesia, sino que también había perdido una pierna. Incluso mi novio se había convertido en el esposo de mi hermana. De repente, todos me abandonaron. Solo Samuel, mi psicólogo, me guió con paciencia y cuidado. Cuando me propuso matrimonio con flores y un anillo frente a todo el personal médico, creí ver al ángel que había venido a salvarme. Pero seis meses después de casarnos, lo escuché por casualidad hablando con su amigo: —Samuel, parece que la hipnosis de este año ha sido un éxito. Ya ayudaste a Valeria a obtener lo que quería, ¿para qué dar un paso más y casarte con Sofía? —¿Crees que lo deseaba? Es solo por si recupera la memoria y podría hacerle daño a Valeria. Así la vigilo de cerca. —¿Merece la pena hacer tanto por Valeria? Ya antes limpiaste todos sus desastres, ¿y ahora usas a Sofía para eso…? —Haría lo que fuera con tal de ver feliz a Valeria. Samuel apagó el cigarrillo con fuerza y, tras un largo silencio, respondió lentamente: —Además, solo es prestar un vientre… ¡Aprovechar lo inservible!

Los rebeldes me tomaron mientras estaba protegiendo a mi pareja, el Alfa Arturo. Volví tres años después, solo para encontrar que Arturo estaba de pareja con mi hermana, Calista. Mi hijo, Leo, no me reconoció. Solo veía a Calista como su verdadera madre. Rota, forcé a Arturo a desterrar a Calista con el apoyo de los Ancianos, aprovechando mis contribuciones pasadas. Pero ella murió en una manada débil y apartada. Envenenada. Después de su muerte, Leo me odió por ello. Arturo nunca me culpó, sin embargo. Solo seguía diciéndome que todo estaría bien. Pero cuando nuestra manada fue atacada de nuevo, me lanzó a nuestros enemigos sin dudar. Me dejó morir. Mientras yacía muriendo, lo escuché gruñir entre dientes apretados: —Si no hubieras vuelto, Calista habría sido mi pareja de por vida. Mi corazón se convirtió en cenizas. Entonces, abrí los ojos. Estaba de vuelta. De vuelta al día en que regresé después de haberme ido por tres años. Esta vez, miré a Arturo protegiendo a Calista, con Leo aferrado a ella. “Rompo nuestro vínculo de pareja. A partir de hoy, he terminado con todos ustedes.”

Post - Apocalyptic Horror | Action | Yuri Harem | 18+ | Rated R | Mature Content | Slow Pace It started with a kiss I don’t remember giving. A rooftop. A moan. Someone’s fingers buried in my hair like they belonged there. A mouth on my throat that said I tasted like something they lost in another life. I wasn’t dreaming. The city was already cracking beneath me. Power grids flickering like dying stars. Tech failing. Screens static. The sky bruising in strange new colors. Everyone said it was coincidence. Collapse. Noise. But I knew better. The moment I felt her breath on my skin — even if I couldn’t see her — I knew the end had already arrived. And I had something to do with it. Ten butterflies followed me after that. Not literal ones. Not always. They shimmered in my periphery. Each the wrong color. Each too vivid. Each drawn to me like heat to blood. They touched me in dreams. They watched me when I undressed. They whispered without words. I could taste their want. Some called me cursed. Broken. Unstable. But the truth is simpler. I’m blooming again — and they all feel it. They don’t love me. They remember me. They remember what I used to be — what I still am, underneath the silence. One of them burned me with just a kiss. One broke my spine with kindness. One slid her hand under my shirt like it was always hers. One cries when she touches me. One never speaks, but her eyes dig. One wants to keep me. One wants to ruin me. And one just wants to finish what we started. They think I’m choosing. I’m not. My body already did. And now the bloom inside me is turning darker.