Share

Capítulo 5

Author: Félix Soan
Después de que se fueron, Lucía tomó las llaves y condujo hasta el registro civil.

—Pasó el mes de espera para el divorcio. Puedes venir a recoger tu certificado.

Por fin, aquella piedra sobre su pecho se había ido. Ese peso se había soltado.

Lucía pasó por el mercado. Ya que era el último favor que Julián le pedía, ella decidió cumplirlo.

Escogió personalmente el mejor hígado de pato, volvió a la casa y comenzó a preparar la cena.

A lo largo de estos años, Lucía había cocinado incontables veces.

Julián era exigente con la comida. Solo los platos que ella preparaba le gustaban de verdad.

Al principio del matrimonio, Lucía cocinaba con gusto todos los días.

Después, fue el propio Julián quien le pidió que dejara de hacerlo, porque "la cocina era muy cansada".

Quién diría que años después, ella volvería a cocinar, pero para otra mujer.

Después de casi dos horas cociendo, Lucía sacó la olla con mucho cuidado y la puso sobre la mesa.

Justo en ese momento, Julián regresó con Luna.

—¡Qué rico huele, Lucía! ¡De verdad que te esforzaste mucho!

Luna se acercó, y Lucía notó al instante el collar de diamantes en su cuello. Era un modelo nuevo, de edición limitada.

—Está bonito tu collar —comentó, como quien no quiere la cosa.

Luna fingió querer quitárselo.

—Lo vi en una tienda cuando salimos, y Julián me lo compró. ¿Te gusta, Lucía? Si quieres, te lo doy.

Julián le sujetó la mano.

—Ni se te ocurra. Te lo compré a ti, es tuyo.

—Lucía, también te traje un regalo —dijo, entregándole una caja envuelta con mucho detalle.

Lo que no notó fue que en la parte de abajo, en letras pequeñas, decía: "Obsequio".

Lucía sintió como si un cuchillo le cortara el corazón en mil pedazos.

—Gracias, comamos.

Forzó una sonrisa, aceptó el regalo y sirvió un tazón de papilla frente a Luna.

Ella apenas probó un sorbo cuando su rostro se torció de asco.

—¡Cof! ¡Qué olor tan fuerte! ¡Está demasiado asqueroso! —se tapó la boca, con expresión de náusea—. ¡No puedo, qué horror! Lucía, si no querías cocinar, pudiste decirlo. ¡Esto es espantoso! Puf...

—¡Quítenla de mi vista ya!

Julián corrió hacia ella, nervioso, y le gritó a la empleada que se llevara la papilla.

La mujer se apresuró a levantar la olla, pero en ese momento, Julián hizo un movimiento brusco con la mano, y la olla hirviendo cayó de lado, rozando el brazo de Lucía.

—¡Ay!

Lucía gritó de dolor. La empleada se asustó.

—¡Señora! ¿Está bien?

—¡Lucía, estás bien? —preguntó Julián, acercándose.

Pero justo entonces, Luna se llevó las manos al vientre y gritó:

—¡Ayyy! ¡Me duele! ¡Julián, me duele mucho! ¡Creo que... creo que ya viene el bebé!

—¡Lucía Santos! ¡Mira lo que hiciste! ¡Si le pasa algo al bebé de Luna, no te lo voy a perdonar nunca!

Sin esperar más, Julián cargó a Luna en brazos y salió corriendo.

—¡Chofer, el auto! ¡Vamos al hospital, rápido!

Lucía se quedó ahí, viendo su figura desaparecer por la puerta.

Bajó la mirada hacia su brazo quemado, la piel roja, ampollada.

Ese ardor era como una llama que le quemaba todas las esperanzas, todo el amor, todo lo que alguna vez sintió.

—¿Qué le pasa al señor? ¡Usted también está herida, y ni siquiera la volteó a ver! —protestó la empleada, trayendo el botiquín.

Mientras le curaba la herida, murmuró indignada:

—Antes no era así. Siempre dicen que los hombres cambian. Parece que es verdad. Usted ha hecho tanto por él y solo porque no puede tener hijos...

Se detuvo, sin atreverse a terminar la frase.

Lucía miró el desastre en el suelo, y soltó una risa suave.

—Esta fue la última vez que cocino para ti, Julián.
Continue to read this book for free
Scan code to download App

Latest chapter

  • Cenizas De Un Amor Falso   Capítulo 26

    Después de colgar el teléfono, Julián se quedó sumido en la melancolía.No podía creer que Lucía se hubiera puesto del lado de Sergio."Ella nunca me perdonará", pensó.Cuando bajó del avión, su rostro estaba hinchado y amoratado.Al llegar a casa, encontró todo hecho un desastre.Sus padres no estaban.Su padre había sufrido una crisis de hipertensión y lo habían llevado al hospital; su madre lo había acompañado.Una de las empleadas lo recibió con urgencia:—¡Señor, el niño ha desaparecido!—¿Qué?Julián alzó la mirada y gritó furioso:—¡¿No les dije que lo cuidaran bien?!—¡Lo estábamos cuidando! ¡Todo iba bien! Pero de pronto llegó un montón de policías a la casa. Nos sacaron a todos para interrogarnos y, cuando volví a la habitación, ¡el niño ya no estaba!El celular de Julián no dejaba de sonar.Respondió de mala gana:—¡Habla!—Señor, ¡la señorita Luna desapareció! ¡No importa cuánto la busquemos, no la encontramos! ¡No sabemos cuándo salió del cuarto! ¡La comida de ayer sigue i

  • Cenizas De Un Amor Falso   Capítulo 25

    Lucía regresó a su habitación. Miró su celular durante un buen rato… y al final, marcó el número de Julián.—¿Hola?La voz de Julián sonaba temblorosa al otro lado de la línea. Lucía guardó silencio.—¿Eres tú, Lucía? ¿De verdad eres tú?—¿Qué quieres decirme?Su tono era frío. Al escuchar esa frialdad, el corazón de Julián se apretó con fuerza.—Lucía, quiero verte.—Imposible. Si no tienes nada más que decir, voy a colgar.—¡No! Escúchame, por favor —dijo Julián, desesperado—. ¡Sergio es un mentiroso! ¡Todo fue planeado por él! ¡El video mío con Luna lo grabaron a escondidas y él mismo mandó subirlo a las redes! ¡Incluso fue él quien la envió a buscarme diciendo que estaba embarazada! ¡Él hizo todo eso porque está enamorado de ti! ¡Para tenerte, es capaz de cualquier cosa! ¡Siempre quiso destruir lo nuestro! ¡No te dejes engañar, Lucía!La mano de Lucía tembló ligeramente al sostener el celular, y su mente quedó en blanco.—¿Ese video no fue obra de los rivales comerciales de Julián?

  • Cenizas De Un Amor Falso   Capítulo 24

    Cuando Lucas llegó a casa, Lucía estaba mostrando sus planos de diseño a Sergio.Junto a la ventana, los dos estaban muy cerca. Lucía, señalando con el dedo el boceto, explicó:—Aquí estoy pensando en diseñar un pequeño jardín, y plantar diferentes tipos de rosas…Al mencionar las rosas, una sombra de tristeza cruzó fugazmente los ojos de Lucía.Sergio, siempre atento, lo notó de inmediato. Bajó la mirada y, observando el perfil casi perfecto de la mujer, dijo con voz grave:—¿Por qué no plantas girasoles? El significado de los girasoles es enfrentar la vida con luz y positividad.—¿En serio?Lucía alzó los ojos y se encontró con la mirada del hombre.Estaban tan cerca, que parecía que podían escuchar la respiración del otro.En los ojos fríos y alargados de Sergio, se reflejaba una oscuridad profunda, tan intensa que parecía poder absorberla por completo.El rostro de Lucía se sonrojó de inmediato, y su corazón comenzó a latir con fuerza.No podía evitarlo. Sergio era demasiado atract

  • Cenizas De Un Amor Falso   Capítulo 23

    —Te doy tres segundos más. Tres...La madre gritaba al otro lado del teléfono:—¡No se lo lleven, por favor! ¡Está enfermo, no puede ir a la cárcel! Julián...—Dos.—¡Julián, haz algo! ¡Ah! ¿¡Qué te pasa!? ¿¡Estás bien!? ¡Lima, no me asustes! Si te mueres, ¡yo tampoco quiero vivir!—Uno.—¡Me voy!Julián alzó la mirada con desesperación.—Te lo prometo. Me iré de Suiza y jamás volveré a aparecerme frente a Lucía. Solo te pido, por favor, déjalo en paz a mi padre.—Eso está mejor.Sergio se levantó y lanzó una mirada fría al hombre arrodillado frente a él.—Ustedes dos, llévenselo de inmediato.Julián sacó de su bolsillo un anillo antiguo.—Espera, ¿podrías darle esto a Lucía?Sergio bajó la mirada y, al ver el anillo en su mano, curvó apenas los labios.—¿Y por qué habría de hacerte ese favor?—Considéralo una forma de compensación. Es un anillo heredado de generación en generación en mi familia. Lucía dio tanto por mí, y yo solo la herí una y otra vez. Este anillo tiene valor. No impo

  • Cenizas De Un Amor Falso   Capítulo 22

    Cuando Julián entró, el hombre levantó la mirada lentamente, revelando un rostro tan seductor que parecía irreal.Su cara estaba parcialmente cubierta por las sombras. Con una mano descansaba en el brazo del sofá, y entre sus largos dedos sostenía un cigarrillo.En sus ojos oscuros se agitaba una emoción indescriptible.Al verlo, Julián frunció el ceño.Tuvo que admitirlo: la presencia de este hombre era mucho más fuerte que la suya.—¿Sergio?En esa atmósfera opresiva, su voz tembló sin querer.Sergio dio una calada a su cigarro y exhaló lentamente una nube de humo.—¿Qué haces en Suiza?—Vine a ver a Lucy. ¿Dónde la escondiste?—¿¡Cómo te atreves a hablarle así al señor Villas!? ¿Quieres morir, eh?Apenas terminó de hablar, un hombre junto a él golpeó a Julián, obligándolo a arrodillarse ante Sergio.—¿Te atreves a golpearme? ¿Sabes quién soy?Julián gritó furioso, intentando levantarse, pero otro hombre lo sujetó con fuerza y lo obligó a seguir en el suelo.—Claro que sé quién eres.

  • Cenizas De Un Amor Falso   Capítulo 21

    Después de muchas averiguaciones, Julián finalmente supo dónde estaba Lucía.Compró el vuelo más rápido hacia Suiza, decidido a ir a buscarla.Antes de salir, en la casa se escuchaban los gritos desesperados de Luna, que estaba destrozando todo.—¡Déjame salir, Julián! ¡No puedes hacerme esto! ¡Esto es secuestro, es ilegal! ¿Dónde está mi hijo? ¡Quiero ver a mi hijo!Desde que Julián la había encerrado, Luna no había parado de gritar en toda la noche.Golpeaba puertas, rompía objetos, hacía un escándalo insoportable.Pero a pesar de todo, Julián no tenía intención de dejarla ir.—Recuerda bien, Luna: todo lo que está pasando hoy fue tu elección. Nadie te obligó.Tanto querías quedarte en la familia Santos, tanto querías quedarte a mi lado… entonces quédate. Pero para siempre. No saldrás de aquí.Antes de irse, Julián se paró frente a la puerta y advirtió con frialdad:—Será mejor que reces para que pueda traer de vuelta a Lucía. Si no lo logro, ni sueñes con salir de esta casa.—¡No! ¡

More Chapters
Explore and read good novels for free
Free access to a vast number of good novels on GoodNovel app. Download the books you like and read anywhere & anytime.
Read books for free on the app
SCAN CODE TO READ ON APP
DMCA.com Protection Status