Capítulo 2

Padre no estaba nada contento con mi elección, pero al ver que estaba determinada a tomarla, no insistió más.

Él simplemente suspiró e intentó confortarme.

—Si las cosas se ponen difíciles en el clan de los vampiros, Clara siempre puede ayudarte.

Eso fue lo que él dijo, pero cuando Clara se enteró de que había elegido emparejarme con el clan de los vampiros, no pudo contenerse y se burló de mí justo en mi cara.

—Hermana, incluso si no puedes tener a Jax, no tienes que elegir el clan de los vampiros que está en decadencia. No tienes que matarte de hambre antes de dar a luz un hijo. He oído que los vampiros están en la banca rota. Por otra parte, la manada de los hombres lobo es tan próspera, incluso el agua de su baño está impregnada con preciosas hierbas curativas de la luz de la luna. Si tus días se ponen demasiado difíciles allí, hermana, siempre podría empacar algunas sobras para ti.

Lo dijo todo sin darle importancia a las miradas extrañas de los sirvientes, cubriéndose la boca y riendo histéricamente.

En la mente de Clara, la manada de los lobos tenía recursos infinitos, y Jax no solo era leal, sino una auténtica fuerza de la naturaleza. Su presencia siempre tensaba el cuero ajustado de sus pantalones, dejando claro el poder salvaje que contenía y la resistencia con la que podría reclamarla una y otra vez, hasta dejarla preñada bajo la bendición de la Luna.

Pero ella no sabía que los humanos y los hombres lobo no se reproducían fácilmente, y Jax estaba realmente obsesionado con los herederos.

Después de seis meses sin embarazo, Jax había volcado su furia contra mí, atormentándome día y noche, con su grueso miembro embistiéndome brutalmente hasta hacerme sangrar, mientras gruñía sobre la necesidad de que le diera un cachorro.

No fue hasta que usé un ritual secreto para quedar embarazada y dar a luz a Zeal, asegurando el poder para los hombres lobo, que Jax finalmente se tranquilizó.

Sonreí levemente.

—No necesitas preocuparte por mí, hermana. Ya que él es el compañero que yo misma elegí, no me arrepentiré, ¿no te parece?

—Rowena, ¿de qué hay que enorgullecerse al elegir a un vampiro en la quiebra?

Clara, al darse cuenta de que no estaba para nada enfadada por sus palabras, se puso furiosa y barrió todos los pasteles de la mesa hacia el suelo.

—Seré la primera en quedar embarazada. Mi hijo será el próximo gobernante de la alianza.

Ignoré su berrinche y fui a preparar la boda que se celebraría en tres días.

Clara tenía razón en una cosa: el clan de los vampiros era muy pobre. Me preocupaba que ni siquiera pudieran permitirse un vestido de novia, así que planeé preparar uno yo misma.

Pero, para mi sorpresa, esa noche Thorne vino personalmente a entregar el vestido de novia.

Esa fue la primera vez que realmente vi la apariencia de Thorne.

Su piel era pálida como la luz de la luna, impecable y suave, con rasgos afilados y cincelados que gritaban un encanto sobrenatural. Pómulos altos, una mandíbula fuerte, un rostro varonil enmarcado por cabello oscuro y rebelde, y labios curvados en una sonrisa seductora que prometía placeres oscuros.

Él era el epítome del encanto vampírico, alto y estéticamente musculoso, esbelto, exudando un atractivo sexual puro y magnético que me aceleró el pulso como loco.

Al abrir la caja, me asaltó la imagen de un vestido tan rojo como la sangre con cola, adornado con brillantes gemas carmesí oscuro.

Nunca había visto un vestido tan impresionante; estaba hipnotizada.

—Señorita Rowena, esto está cosido a mano por los mejores sastres de nuestro clan de los vampiros. Las gemas de sangre son las bendiciones de nuestra gente.

Thorne me miró con una distancia deliberada, como si no fuera él quien iba a emparejarse conmigo.

—Esta es la primera unión entre un vampiro y un humano. Si algo no es de su agrado, dígamelo.

—Gracias, me encanta.

Justo cuando estaba a punto de guardar el vestido en su caja, Clara entró tranquilamente del brazo de Jax, con una expresión de satisfacción desbordante en el rostro.

—Hermana, no puede ser en serio que tengas solo este único vestido, ¿verdad? Jax me preparó diez vestidos para la ceremonia, cada uno más sexy que el anterior.

Jax miró a Clara con ojos llenos de lujuria, y pronto su mano se deslizó hacia abajo para apretarle el trasero posesivamente, su bulto ya le marcaba los pantalones como si estuviera listo para doblarla y tomarla allí mismo.

Clara solo sabía que los hombres lobo eran profundamente leales, pero no entendía que era puro instinto, eso era lo que los obsesionaba con la reproducción. Si ella no le daba un cachorro pronto, ¿Jax seguiría mimándola?

Thorne apretó el cetro en su mano con más fuerza por un momento. Entonces, me miró con seriedad.

—Es mi clan de vampiros el que le ha tratado de forma injusta, señorita Rowena. Pero le hago una promesa, Thorne nunca la traicionará en esta vida.

Clara resopló.

—Las palabras bonitas son fáciles. ¡Ya veremos si consigues dejarla embarazada!

Clara no podía dejar de hablar de bebés; su estéril pasado era una espina clavada en sus costillas, así que estaba obsesionada con quedar embarazada. Ni siquiera estaba emparejada con Jax, pero ya se estaba refugiando en su guarida. En cierto modo, eran perfectos el uno para el otro en cuanto a sus obsesiones reproductivas.

—Hermana, concéntrate en tu propio emparejamiento. Alguien podría pensar que estás poniendo tus ojos en mi prometido otra vez.

Le sonreí levemente a Clara, y en medio de las expresiones desagradables de ella y Jax, sujeté la mano de Thorne y nos marchamos.

Pronto, desde atrás, oí a Clara coquetear con Jax. Su voz destilaba una dulzura empapada de intención, mientras se pegaba a él con descaro, moviendo las caderas para provocarlo, buscando su atención como una loba en celo.

—Jax, bebé… esta noche quiero que me reclames de verdad. Que me hagas tuya bajo la Luna y me des la fuerza para llevar en mi vientre a tu cachorro.

Mi estúpida hermana. Renació y aun así sigue obsesionada con ascender usando la maternidad como su único camino.