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Capítulo 4

Auteur: Clara Valiente
Después de pensarlo por un momento, Julieta decidió seguirlo.

Vio cómo el señor Gillet subía al segundo piso, y fue Tomás el que le abrió la puerta.

El señor Gillet era el rival más acérrimo que tenía su madre, que había colapsado por un envenenamiento, el cual nunca se supo de dónde vino. Luego se quedó en el hospital hasta que los mensajes de Emilia por fin acabaron alterándola y causando el infarto fatal.

Julieta caminó por un rato. A esa hora, no había mucha gente en el restaurante.

Al ver que la sala privada de al lado estaba vacía, Julieta entró.

Conocía bien ese restaurante y sabía que podía escucharse lo que decían en las salas porque no estaban bien insonorizadas.

Cerró la puerta con sumo cuidado y pegó la oreja a la pared para escuchar lo que pasaba al otro lado.

—Señor Meza, el experimento con humanos está avanzando sin problema alguno. Cuando su nuevo producto salga al mercado, podemos lanzar nuestro segundo proyecto. Laboratorios Meza se convertirá en un verdadero gigante comercial —la voz del señor Gillet sonaba llena de confianza y entusiasmo.

—Señor Gillet, elegí trabajar con usted porque aprecio su talento. Sé que sus investigaciones con humanos han progresado demasiado. Después del lanzamiento de mi producto, su proyecto será el siguiente. ¡Esto nos va a generar muchos millones! —respondió Tomás, con tono arrogante.

—¡Muchas gracias, señor Tomás! Pero tiene que manejar con cuidado el tema de la señora Navarro. Experimentar en humanos es algo ilegal, y esa vieja siempre me tuvo entre ceja y ceja. Si lo descubre, usted está acabado.

Julieta se llevó una gran sorpresa al escuchar eso. ¡Tomás estaba colaborando con el señor Gillet en investigaciones ilegales!

—Tranquilo. Esa vieja solo tiene a su hija, ella no puede hacer mucho. Además, ya abandoné a su hija. Puedes seguir, tienes luz verde —esa era sin duda alguna la voz de Tomás.

Julieta sintió que la indignación y el asco la asfixiaban por completo. Con lo débil que estaba, casi se desmayó.

Le parecía absurdo. ¿Cómo podía alguien como Tomás, que ya tenía dinero, estar metido en experimentos con humanos?

—Usted es muy inteligente. En ese caso, permítame felicitarlo por adelantado por el éxito de su producto —dijo el señor Gillet con una sonrisa de complicidad.

Tomás alzó una ceja, confiado.

—En la conferencia de lanzamiento, no quiero ninguna interrupción. Julieta es hija de la señora Navarro. Encárgate de una vez por todas de conseguir a alguien que la saque del camino...

El señor Gillet entendió de inmediato y respondió, sonriendo.

***

Julieta no sabía cómo había salido del restaurante.

Lo único que tenía claro era que el producto de Tomás jamás lograría lanzarse con éxito. La última parte de la tecnología debía ser terminada por ella y su mamá. Pero su mamá ya no estaba.

Tomás jamás la había comprendido.

Después de cinco años, Julieta por fin se daba cuenta de lo superficial que había sido Tomás con ella. Cegada por el amor, ella sola se había convencido de que él la amaba...

Sacó apresurada su celular para ver la hora. Faltaban cinco días para la conferencia de lanzamiento del nuevo producto de Tomás.

Y ese lanzamiento, Julieta estaba segura, no tendría éxito.

A la mañana siguiente, Julieta llamó a Tomás para hablar del divorcio. Tras unos cuantos timbres, respondió Emilia, con voz somnolienta.

—Julieta, qué perra arrastrada eres. ¿Llamando tan temprano? ¿De verdad no puedes vivir sin Tomás? Anoche nos la pasamos de lo lindo. Todavía está dormido.

Las palabras de Emilia le cayeron como una cachetada a Julieta.

Para Tomás y Emilia, ella no era una romántica, sino una mujer patética que se arrastraba por amor.

—Emilia, yo no necesito para nada a un cerdo como Tomás. Lo llamé para decirle que quiero el divorcio. Mientras yo no me divorcie, tú seguirás siendo la amante.

Escuchó la risa burlona de Emilia.

—Julieta, ¿aún no lo sabes? ¡La amante siempre has sido tú!

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