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Capítulo 6

Author: Stefany
—¿Cómo te atreves a revisar mis cosas? —Camila entró en pánico de repente y, evitando responder directamente a la pregunta de su tío, desvió el tema—: Ya tengo dieciocho años, no puedes entrar a mi habitación y revisar mis cosas sin permiso.

—¿Eso es lo único que te importa? —inquirió Gabriel, furioso.

¡Bang! El cenicero golpeó el suelo produciendo un ruido sordo que la hizo sobresaltarse.

—Camila, estás malinterpretando a tu tío —intervino Paula con fingida dulzura, en medio de la tensión—: Él no entró a tu habitación. Como no traje ropa para cambiarme y la que llevaba ayer tu tío la... —Se sonrojó, mostrando cierta timidez, y, después de una pausa intencionada, continuó—: Realmente, no tenía nada que ponerme, así que entré en tu habitación para buscar algo de ropa vieja que no usaras. Fue entonces cuando vi este diagnóstico de cáncer sobre tu escritorio.

Claramente estaba mintiendo.

Desde que había recibido el diagnóstico de cáncer, Camila lo había guardado bajo llave. Sin embargo, según Paula, parecía como si ella lo hubiera dejado deliberadamente a la vista… como si esperara que lo encontraran.

—Camila, eres tan joven… ¿cómo podrías tener cáncer? —preguntó Paula, llevándose una mano al pecho, con una expresión afligida—. Dime, este diagnóstico de cáncer, ¿es real o solo una broma pesada?

Camila giró la cabeza hacia Gabriel y, al ver sus ojos cargados de ira en lugar de preocupación, lo entendió todo.

Seguramente, antes de que ella regresara a casa, Paula ya le había llenado la cabeza, por lo que su tío no creía que estuviera enferma, sino que pensaba que estaba fingiendo una enfermedad para llamar su atención.

Camila pensó que, quizás, eso era lo mejor. Al menos, su secreto seguiría a salvo.

—Es una broma —dijo en voz baja—: Estaba jugando con una amiga, no pensé que ustedes lo encontrarían...

Antes de que Camila pudiera terminar, Gabriel, que había estado sentado en silencio en el sofá con expresión sombría, se levantó repentinamente, exigiendo:

—Iremos ahora mismo al hospital a hacerte un examen. Así sabremos si estás jugando o no.

—Tío... —Camila intentó resistirse débilmente, pero no sirvió de nada.

La mirada fría de Gabriel bastó para que Camila perdiera toda esperanza. Lo conocía demasiado bien como para pensar que podría evitar que la examinaran.

Cuando llegaron al hospital, ya era medianoche. Normalmente, a esa hora, excepto urgencias, ningún otro departamento atendía pacientes. Sin embargo, antes de ir, Gabriel había llamado al director del hospital, y este, consciente de quién se trataba y sin atreverse a ofenderlo, movilizó un equipo médico de inmediato para hacerle un chequeo completo a Camila.

Los resultados de las pruebas de cáncer tardarían al menos dos horas. Dos horas que fueron una total tortura para Camila, quien no podía evitar preguntarse si su tío se entristecería al saber que estaba a punto de morir.

O si, por el contrario, solo confirmaría que ella era una carga. Una carga celosa y emocionalmente inestable de la que quería deshacerse desde hacía tiempo.

Después de lo que pareció una eternidad, el médico finalmente salió con el informe en la mano.

—Gabriel, ya tenemos los resultados. La señorita Flores está completamente sana, no tiene ningún tipo de cáncer.

Camila no podía creer lo que oía.

Por lo que, bruscamente, giró bruscamente la cabeza hacia Paula. No necesitaba pensarlo mucho para saber que todo aquello era obra suya.

—Qué alivio — exhaló Paula, aparentando estar finalmente tranquila—. Era solo una broma, Camila está bien... Gabriel, por fin, podemos estar tranquilos.

Gabriel, sin embargo, miró profundamente a Camila, sin decir nada, notando, de manera repentina, que su rostro estaba pálido hasta un punto alarmante, casi sin color.

La rosa que él había criado con tanto cariño… parecía estar marchitándose lentamente.

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