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Capítulo 9

Autor: Mora
Lo miré fijamente, sin decir palabra, hasta que desvió la mirada con incomodidad. Entonces asentí y dije con calma:

—Tienes razón. Debí cederle el paso, por eso decidí cedértelo a ti. Que estén juntos tú y Luna, ¿no es ese el mejor final?

Gabriel quiso explicarse, pero yo levanté la mano con frialdad, deteniéndolo.

—El amor que sentía por ti se fue desgastando cada vez que me pedías que cediera. Ya no te amo, y tampoco estoy dispuesta a seguir sacrificándome por alguien que no me valora. Nadie me quiso... pero yo sí me quiero. Mucho.

Las palabras le pegaron como un golpe seco. Gabriel dio varios pasos hacia atrás, como si no pudiera con el dolor.

Yo no le dediqué ni una mirada más. Me di la vuelta y seguí caminando hacia el camerino.

Pero no llegué muy lejos. Los otros tres me cerraron el paso.

Andrés me miró con una expresión difícil de descifrar.

—Estos años lejos de nosotros, te han hecho más fuerte, ¿eh?

Papá soltó un largo suspiro.

—Sofía, leímos tu diario. Recién ahí entendimos c
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    Mis ojos se tornaron ligeramente rojos. Pensar en esos años de ser invisible, aunque ya lo había superado, el pecho todavía me dolía.—A Andrés lo veían con orgullo... a Luna con adoración. ¿Y yo? Siempre fui la que sobraba. Hasta mi nombre no tiene ningún significado especial. No como el de mi hermano, el sol que sostiene el cielo, o el de mi hermana, la luna brillante en sus manos. Si nunca me quisieron, ¿para qué me trajeron al mundo?—Ahora que me fui, que estoy lejos de ustedes. ¿No podemos simplemente vivir en paz, cada quien por su lado?Mamá ya lloraba desconsoladamente.—¡Sofía, fue culpa nuestra! ¡Papá y yo sabemos que nos equivocamos! ¡Tú también eres nuestra hija! ¡Llevamos la misma sangre! ¡¿Cómo puedes romper así los lazos?!—¡Preferiría no ser su hija!Dicho eso, me di la vuelta y volví al camerino, sin mirar a la familia que lloraba como si el mundo se les viniera abajo.Tal vez mis palabras fueron demasiado duras, porque durante mucho tiempo, nadie de la familia Ramos

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