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Renacer para vengarme: El precio de su traición
Renacer para vengarme: El precio de su traición
Penulis: Soledad Millar

Capítulo 1

Penulis: Soledad Millar
—Sofía, Nelson también te quiere mucho. Si aceptaras casarte con él, de seguro serías muy feliz —dijo Lucía, la madre de Nelson, con una expresión sincera.

De repente, algo hizo clic en mi mente y fue cuando me di cuenta de que había vuelto al pasado.

Lucía me tomó suavemente de la mano y sonrió.

—Mijita, sé que has estado completamente enamorada de Nelson durante diez años. Si nuestras dos familias se unieran... —dijo, con esa mirada cálida.

Mis padres sonrieron, algo incómodos.

Ambos sabían que la familia Torres solo quería aprovecharse de esta unión, ya que estaban en la ruina y necesitaban urgentemente el dinero de nuestra inversión.

A pesar de todo, también entendían que había estado enamorada de Nelson todo ese tiempo.

Pensaron que, si me casaba con él, finalmente conseguiría lo que siempre había querido, y que, aunque tuviera un costo, no estaría tan mal.

Sin embargo, en ese momento, lo único que sentía por él era un profundo odio.

Recobrando la calma, interrumpí a Lucía:

—No me voy a casar con Nelson.

De inmediato, todas las miradas se clavaron en mí.

Nadie esperaba que yo, que siempre había andado como un cachorrito detrás de Nelson, fuera a rechazar semejante propuesta.

Lucía, sorprendida, me miró fijamente:

—Sofía, ¿te peleaste con Nelson? Si es así, yo misma hablo con él, no te preocupes.

Negué con la cabeza:

—No hace falta.

Andrés, el padre de Nelson, se quedó pensativo un momento y luego preguntó:

—¿Tiene que ver con la tal Juana Herrera?

Al ver que no respondía, suspiró:

—Juana es solo una becaria a la que apoyamos. Nelson solo es amable con ella porque le tiene lástima.

—Tranquila, Sofía, en cuanto llegue a casa, me encargaré de que Juana se vaya. No se va a acercar más a Nelson.

En mi vida anterior, dijo lo mismo, pero eso solo hizo que Nelson me odiara más.

Él me echó la culpa de haber alejado a Juana de su lado.

Y por eso, en la noche de boda, me entregó a la merced de los demás.

Cuando descubrí lo que había pasado, me encerró en el sótano y me forzó a llevar el embarazo hasta el final, todo por una apuesta sobre quién sería el padre del bebé.

Cuando por fin mis padres llegaron a buscarme, Nelson sacó el video de esa noche y, lleno de maldad, les dijo:

—Vaya, vaya, con la hija tan bien criada que tienen... ¡Qué asco!

Mis padres, al ver el dichoso video, quedaron completamente destrozados y se enfermaron.

Nelson no solo no mostró ni un mínimo de arrepentimiento, sino que, acompañado de Juana, se presentó frente a mí con una sonrisa burlona.

—Cuando tus padres mueran, yo me hago cargo del Grupo Reyes y se lo dejo a Juana como compensación —dijo, con una mueca de desprecio.

Mi corazón se rompió por completo y la angustia me llevó a la muerte tras un parto complicado.

Al recordar todo ese infierno, el cuerpo me temblaba de la rabia, y sin pensarlo dos veces, exclamé:

—¡Nelson no se merece que me case con él, ni en broma!

Al escucharme, Andrés frunció el ceño, visiblemente molesto:

—Mira, aunque la familia Torres no esté en su mejor momento, si la familia Reyes decide invertir, te aseguro que no perderán nada.

No estaba mintiendo.

En mi vida anterior, después de que mis padres se la jugaron invirtiendo para salvar a los Torres, el negocio se disparó, y nosotros nos llenamos los bolsillos con una tremenda ganancia, sin tener que mover un solo dedo.

Ahora, tampoco voy a rechazar el dinero.

Con voz fría, respondí:

—Me voy a casar con un Torres, sí, pero no con Nelson. Mi elegido es Víctor Torres.

El ambiente se quedó en silencio por unos segundos, hasta que Andrés se levantó de golpe.

—¿Estás diciendo Víctor? ¡Pero si es el paralítico, el que no puede ni moverse! ¿Me estás tomando el pelo?

Mi papá, alarmado, intervino rápidamente:

—¡Sofía, no hagas tonterías!

Le tomé la mano con suavidad y tranquilamente, le dije que no se preocupara.
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