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Términos de Rendición
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Penulis: Gala Montero

Capítulo 1

Penulis: Gala Montero
En su círculo, todos sabían que Valeria Rivas era la sombra de Patricio Garza, la muchacha que se desvivía por él de una forma casi humillante.

Por eso, cuando apareció en la puerta de la habitación de hotel de Damián Figueroa, luciendo un sensual vestido de tirantes, él apenas pudo arquear una ceja.

—¿Y no te preocupa que Patricio se entere?

Valeria rio, se acercó a Damián y lo besó con una audacia inesperada, tomando por completo la iniciativa.

Un ligero toque a tabaco emanaba de sus labios, lo cual le resultó bastante agradable.

Todos en su círculo sabían que Damián era un experto en estos asuntos. Valeria lo había elegido, en parte, porque tanto su poder como sus influencias superaban con creces a los de Patricio, lo suficiente para sacar de quicio a su ex.

Por otra parte, estaba la bien conocida reputación de Damián: nunca duraba con una mujer más de un mes.

Perfecto para usar y desechar.

Valeria confiaba en su figura y su atractivo, así que, en cuanto se enteró de que Patricio la engañaba con su hermanastra, no dudó en buscar a Damián.

¿Acaso Patricio no andaba presumiendo por ahí cómo ella se moría por él?

Pues Valeria Rivas iba a demostrarle a todo el mundo que no lo necesitaba para nada.

Damián se sorprendió por un momento, pero luego le siguió el juego. Su mano la tomó por la delicada cintura y la invitó a su habitación.

La puerta se cerró. Damián la acorraló contra ella y sonrió con picardía.

—Más te vale no arrepentirte.

—Ay, Damián, ¿por qué tan lento? ¿Acaso eres…? Ayy…

No pudo terminar la frase. Damián selló sus labios con los suyos y, rodeándola con los brazos, la arrojó sobre la cama.

Cuando él se inclinó sobre ella, Valeria no pudo evitar sentir una punzada de temor.

Pero, por suerte, Damián era un consumado experto en la materia. Salvo por el dolor inicial, el resto del tiempo no experimentó ninguna incomodidad.

En general, la experiencia no estuvo nada mal.

Lo extraño era que Damián, a pesar de su fama de mujeriego con incontables escándalos, actuaba ahora con una intensidad voraz.

Pasaron dos horas antes de que por fin terminara.

Valeria estaba tan agotada que no quería mover ni un dedo. Aun así, vio cómo Damián se quedaba mirando un punto en las sábanas, algo perplejo.

—¿Es tu primera vez?

Su tono denotaba cierta incredulidad.

Valeria rio con desprecio.

—¿A qué le temes, Damián? No te voy a pedir nada.

Damián la miró arqueando una ceja. Tomó una cajetilla de la mesita de noche, sacó un cigarro, lo encendió y exhaló despreocupado una bocanada de humo antes de volver a clavar su mirada en Valeria a través de la neblina.

Valeria era, sin duda, muy atractiva.

Su belleza podría rivalizar con la de cualquier celebridad.

Incómoda bajo su escrutinio, Valeria se levantó y fue al baño a ducharse. Cuando salió, ya estaba vestida y arreglada.

—Me voy.

Hizo un gesto de despedida, como si acabara de terminar una comida rápida y se dispusiera a marcharse.

Damián puso mala cara.

—¿Usar y tirar?

—Ah, casi lo olvido. Queda una cosa.

Valeria tomó su celular, se acercó a Damián, le tomó la mano y sacó una foto.

—Clic—

La imagen mostraba dos manos entrelazadas con una cama deshecha como fondo.

No hacía falta ser detective para poder imaginar lo que acababa de ocurrir.

La mano de Damián era muy particular: dedos largos, nudillos marcados y un lunar distintivo en el anular derecho.

Quienes lo conocían bien la reconocerían al instante. Valeria quedó muy satisfecha con la foto. Con rapidez, editó una publicación para una de sus tantas historias de Instagram.

Apenas la subió, recibió varios me gusta.

Antes de que pudiera ver de quiénes eran, sintió que él la jalaba por detrás y la hacía caer de nuevo sobre la cama.

—Tomar fotos tiene un precio extra.

Damián se acercó a su oído. Su aliento cálido, cargado de su aroma particular, rozó la punta de su nariz.

Una vez o dos daba lo mismo. Así que, cuando Damián volvió a inclinarse sobre ella, Valeria no se negó.

Damián Figueroa podía tener una apariencia distinguida y reservada, pero en la intimidad se comportaba con una energía inagotable.

Al final, Valeria quedó tan exhausta que ni siquiera supo en qué momento se quedó dormida.

Cuando despertó al día siguiente, Damián ya no estaba. Palpó el lado vacío de la cama; estaba frío. Se había ido hacía un rato.

Se levantó y fue al baño. Soportando el dolor muscular en todo el cuerpo, se dio una ducha. Al ver su piel cubierta de marcas rojas, quedó sorprendida.

Damián era un salvaje, sin duda.

Una vez vestida y arreglada, tomó su celular y descubrió que no tenía batería. En cuanto lo conectó al cargador, el aparato vibró sin parar con una avalancha de mensajes y llamadas perdidas.

—Bzz bzz bzz—

Tal como lo había previsto.

Sus Historias habían causado un gran revuelo. La mayoría de las notificaciones eran de Patricio.

[¿Dónde estás?]

[¿Dónde demonios estás?]

[¿Quién es ese tipo?]

[¡Dime dónde estás!]

[Valeria, ¿¡te volviste loca!?]

También había muchas llamadas perdidas suyas, ninguna contestada. Una leve sonrisa asomó a los labios de Valeria. Parecía que Patricio y Camila tampoco habían pasado una buena noche.

Valeria arqueó una ceja, lo eliminó y bloqueó sin dudar.

Patricio solo la conocía como su devota seguidora, pero había olvidado que era Escorpio y que, por naturaleza, era rencorosa.

Esto apenas comenzaba.

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