Aun sabiendo lo que significaba estar ahí, la situación la tomó por sorpresa.Pero Damián, de un carácter fuerte y dominante, ya había subido las escaleras sin siquiera voltear al escucharla.Valeria se quedó sin palabras.La dejó sola en medio de la sala, sin saber qué hacer.En ese momento se acercó una empleada, y, mordiéndose ligeramente el labio, le preguntó:—Disculpe, ¿podría decirme dónde está el cuarto del señor Figueroa?—Claro. Subiendo la escalera, es la segunda puerta a la derecha —le indicó la mujer.Le dio las gracias con amabilidad y subió.Damián no estaba en la recámara, pero a ella no le importó. No era la primera vez que dormían juntos, después de todo.«Si yo no me siento incómoda, el problema es de los demás».Con esa idea en mente, entró al baño para ducharse. Al salir, envuelta solo en una toalla, siguió sin encontrar rastro de él en la habitación.Esperó un buen rato más, pero no aparecía.Finalmente, decidió ponerse una de las batas de Damián y salir de la rec
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