Camila se quedó atónita y se apresuró a negar: —¡Estás mintiendo!—No mentí, incluso tengo los registros de transferencia y los mensajes —el hombre se mantuvo firme, enderezando el cuello desafiante.Camila miró desesperadamente hacia Damián: —Señor Figueroa, realmente no fue así, realmente no.Pero Felipe ya había tomado el teléfono de su bolso para revisarlo.Inmediatamente le entregó el teléfono a Damián, sonriendo con satisfacción.—Jefe, mire esto, estos son los mensajes que la señorita Rivas les envió.Camila quedó en shock. Había planeado borrarlos originalmente, pero no había tenido tiempo antes de que Felipe los encontrara. Su cuerpo temblaba violentamente.Su mente trabajaba frenéticamente: '¿Qué hago ahora?'Pensando en algo, de repente se lanzó a abrazar las piernas de Damián.—Señor Figueroa, ¿qué le parece esto? Si me deja ir, puede hacer lo que quiera conmigo.—¿Ah, sí? —al escuchar esto, Damián bajó la vista hacia Camila.Viendo a Camila llorar como una flor marchita ba
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