La neta, lo que Abril quería era que me fuera en el carro de Zaid.Cuando me di cuenta, me le quedé viendo bien, tratando de cacharle algo raro en la mirada.Pero nada. Después de vernos un segundo, vi que la chava se frotaba las manos, toda nerviosa: —Luna, no lo digo por otra cosa, no vayas a pensar que soy metiche...Con ese tono, entre apenada, nerviosa y sobre todo sincera, se me fueron todas las dudas.El sonidito del celular interrumpió mis pensamientos. Abril, sacada de onda, bajó la mirada, sacó el teléfono y después de checarlo, dijo: —Me está buscando mi hermano Zaid. Luna, piénsalo, ¿sí? Si necesitas algo, me avisas.Sin esperar a que le contestara, la chava ya se había ido corriendo. Antes de irse, todavía me hizo la seña de que le marcara.Al ver cómo se iba Abril, toda contenta y hasta brincando, me sentí todavía peor.Que me llevara en un carro era imposible, y menos si era el de Zaid.A las cinco y media de la mañana, salí del trabajo justo a la hora. Agarré el primer
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