Karla no podía creerlo. Todo lo que había hecho, todas las lágrimas, los gritos, las caídas fingidas, incluso el escándalo de sus padres y aun así, para Sebastián todo eso no valía nada.Él no había dudado ni un segundo de Inés. Ni siquiera había vacilado al decir, frente a todos, que siempre confiaría en ella.El impacto la hizo perder el control.—¡Sebastián! —gritó, desgarrando la voz. Quería, aunque fuera por la fuerza, romper ese silencio, acortar esa distancia, lo que fuera con tal de aferrarse de nuevo a él. Sabía que a Sebastián le disgustaban los arrebatos, sabía que lo enfurecería más, pero ya no le importaba.Pero ya era demasiado tarde. Cuando quiso reaccionar, Sebastián ya se había alejado con Inés en brazos. Por más que Karla gritara y llorara, ellos ya no podían oírla.El único que se quedó fue Mateo. La miró un instante con una mezcla de cansancio y asco.—Señorita, viendo que aún tiene tanta fuerza para gritar, supongo que está bastante bien. Voy a llamar a los camille
Read more