Inés frunció el ceño y, de forma instintiva, miró en la dirección por la que Karla se había marchado. Al hacerlo, alcanzó a ver a un hombre acercándose con prisa, empujando la silla de ruedas y alejándose con Karla a toda velocidad. La silueta le resultó extrañamente familiar.***Por un instante, un mal presentimiento le recorrió el pecho. Algo en su interior le decía que debía seguirlos.Pero antes de dar un paso, una figura alta, de facciones serenas y voz contenida, se interpuso en su camino. El reflejo de la luz en los ventanales lo hacía parecer casi irreal, y cuando Inés levantó la vista para ver quién era, su expresión se heló.Era Emiliano Cornejo.Tal vez el destino tenía un sentido del humor retorcido. Inés había ido al hospital solo por una consulta y, sin embargo, se topaba, uno tras otro, con los fantasmas del pasado.Por su parte, Emiliano tampoco parecía esperarla allí. Iba acompañado de su asistente, pero sus ojos claros, fijos en ella, no miraban a nadie más.—¿Qué ha
Leer más