En la Ciudad Estelar, dentro aeropuerto internacional, el avión aterrizó, Valeria y Rafael salieron de allí y vieron a Felipe y María.—Maestro, señora —Valeria sonrió saludando.María se acercó inmediatamente, extendió los brazos y abrazó a Valeria.—Déjame verte, te ves mucho mejor, pero estás muy delgada —María la soltó, la observó cuidadosamente y al final posó la mirada en su vientre que aún no se notaba.—¿Realmente son gemelos?Valeria asintió sonriendo.—¡Ay, qué emocionante! —María tomó las manos de Valeria y le palmeó suavemente el dorso—. Vamos a casa, le pedí a la empleada que preparara caldo de pollo, ¡para que ustedes madre e hijos se nutran bien!—Gracias, señora.—Ay, entre familia no decimos esas cosas.—¡Exacto! —Rafael inmediatamente se quejó—. Me dice gracias todo el día, anoche le dije algo al respecto, ¡y ahí va otra vez! ¡María, regáñala!Valeria lo miró de reojo y Rafael arqueó las cejas.—¡Solo digo la verdad!—Valeria, tu señora y Rafael tienen razón. Una vez
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