Leonel le acarició la cabeza a la pequeña, y con voz gentil le respondió:—De nada.Después dirigió su mirada hacia Valeria.—¿Podemos hablar?Antes de que pudiera responder, Rafael se acercó.—Doctor Sanz, esto no está bien. Todos somos amigos aquí, ¿qué tienes que decirle a Valeria a nuestras espaldas?Leonel miró a Rafael.—Lo siento, es un asunto privado.Rafael miró a Valeria.Ella suspiró y le dijo:—Lleva a Paz arriba primero. Tania debe estar por llegar, dile que la ayude a bañarse.El ambiente claramente estaba tenso.Aunque Rafael estaba algo molesto, sabía que no era momento de hacer un escándalo.Entró a la casa con Paz en brazos.En el jardín solo quedaron Emilio, Valeria y Leonel.Valeria miró a Emilio.Emilio, que estaba comiendo, se detuvo.Obviamente, él también sobraba ahí.Él se puso de pie.—Conversen ustedes, voy arriba con mi esposa y mi hijo.Valeria le agradeció en voz baja y después fue a sentarse a la mesa de té del cenador, mirando a Leonel.—Doctor Sanz, sié
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