Carlos permaneció en silencio, pero intensificó aún más en el abrazo.Al no obtener lo que deseaba, Nadia permanecióía seria. Se calmó un poco para continuar con sus preguntas.:—Sabías perfectamente que Sía fue la responsable de ese accidente. Hace tres años, para protegerla, buscaste a un chivo expiatorio para ella. Incluso Ddías atrás, para ella, incluso asesinaste a Lucas. Carlos, ¿realmente la amas tanto? Si es así, ¿por qué sigues molestándome?Su corazón latía violentamentecon violencia, casi salió de su garganta. Esperaba que Carlos le diera una respuesta, incluso las palmas de sus manos estaban cubiertas de sudor. Pero él con sagacidad evadió la trampa.—Nadia, ¿estás celosa? —le preguntó.¿Celosa? ¿Acaso él creía que seguía siendo esa ingenua de hacía tres meses? Esa Nadia idiota había muerto hace tiempo y el cuerpo había caído en un abismo profundo y oscuro, junto con su estúpido amor estúpida hacia él. No obstante, frente a Carlos, ni lo confirmó ni lo negó.:—Sía me tendi
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