Todos los presentes se sobresaltaron.—¿Príncipe Lissandro?Inmediatamente todos se arrodillaron.—Nuestro más profundo respeto y reverencia, Su Alteza, príncipe Lissandro.Catalina intentó arrodillarse, pero él la detuvo. Luego entrecerró los ojos y echó una mirada a la multitud reunida. No les permitió levantarse, sino que, ante todos los presentes, tomó la mano de Catalina.—De ahora en adelante, yo seré su respaldo. Quien hable mal de ella, hablará mal de mí. ¿Queda claro?Durante los últimos tres años, Catalina había sido la que se arrodillaba ante los demás. Incluso durante sus quince años en la residencia del marqués, donde la habían mimado tanto, nunca había experimentado tal escena.Sin embargo, de pie junto al príncipe y observando a los jóvenes nobles elegantemente vestidos que los rodeaban, no sentía ni deleite ni orgullo. En cambio, le parecía ilusorio. Y esa sensación de irrealidad le aceleraba el corazón. Intentó retirar la mano, pero Lissandro la sujetó con fuerza. Tiró
Read more