Hasta que el Fuego Nos Separe
La noche del incendio, no volví a detener a mi prometido cuando corrió a salvar a Sofía, su sobrina sin lazo de sangre. Lo vi desaparecer entre las llamas.
En mi vida anterior, el hotel se incendió el mismo día de nuestra boda. Mateo y yo logramos escapar; Sofía quedó atrapada. Cuando él quiso lanzarse de nuevo, lo frené una y otra vez. Al final apagaron el fuego, pero de ella no quedó rastro. Mateo dijo que no me culpaba. Mintió.
Tres años después —el día de nuestro aniversario y del tercer luto de Sofía— nos llevó a mi hijo y a mí a bucear., y, una vez a casi cien metros bajo el agua, arrancó nuestras mangueras de oxígeno.
—Me impediste salvar a Sofía. Una vida por otra —escupió.
Supliqué por mi hijo. Se dio la vuelta y nos dejó.
Morimos asfixiados. Solo entonces supe la verdad: Mateo siempre amó a Sofía. Me odió por robarle a la mujer que quería.
Al abrir de nuevo los ojos, volví al día del incendio...