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De vuelta al pasado, pero dueña de mi futuro

De vuelta al pasado, pero dueña de mi futuro

Mi hermana, María Sánchez, que siempre despreciaba la escuela, de pronto quiso presentar el examen para la universidad y les pidió a mis papás que me casaran con el hijo de un alto mando militar; a cambio, el general pondría el dinero para su carrera, un “apoyo” disfrazado de arreglo. Entonces supe que ella también había renacido. En la vida pasada, a María los libros le daban flojera: salió de la prepa y se casó con el hijo del comandante de zona, con un arreglo generoso de por medio. Luego a Bruno lo cambiaron a la frontera norte, a una Zona Militar pegada a nogales; a ella le repugnó el entorno y se negó a irse con la tropa. Yo, en cambio, terminé la universidad a puro trabajo y ahorro, entré a una dependencia pública con plaza base y me volví, por fin, capitalina de verdad. Ya metida en la vida castrense, María empezó a cobrar mordidas usando el nombre del suegro general. Lo metió en broncas con los de arriba; la Contraloría de la Militar lo bajó de puesto sin miramientos y, al final, la suegra la corrió de la casa. Tras el divorcio, la engancharon con una “asesoría” para invertir en la Bolsa de Valores; vino el desplome y quemó los ahorros de jubilación de mis papás. Sin salida, se me pegó y, cuchillo en mano, me obligó a entregarle mis ahorros y mi casa “para levantarse otra vez”. En el jaloneo me dio doce puñaladas. Me desangré. Cuando abrí los ojos otra vez, estaba de vuelta al principio: mi hermana les pedía a mis papás que me casaran con Bruno. Yo acepté encantada y me di de baja de la prepa de inmediato.
História curta · Romance
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Casada por mentira: ahora soy inalcanzable

Casada por mentira: ahora soy inalcanzable

Lorena Pinto y Paulo Silva llevaban tres años casados. Justo cuando estaban organizando su aniversario, ella descubrió que su acta de matrimonio era falsa… La verdadera esposa de Paulo resultó ser su mejor amiga, Selena Cruz. Durante todo ese tiempo, Selena y la familia Silva la habían tomado por tonta, engañándola sin el más mínimo remordimiento. ¿La razón de todo esto? Una ironía cruel. Lorena había quedado incapaz de tener hijos después de ese terrible accidente de tráfico que le dañó el útero. Y lo más doloroso de todo es que, en ese mismo accidente, ¡casi perdió la vida tratando de salvar a Paulo! Paulo, con un tono de falsa súplica, intentó calmar la situación: —Mi amor, te quiero, de verdad, con todo mi corazón, pero... necesito un hijo, ¿me entiendes? Selena, con una calma sorprendente, agregó con total descaro: —No es para tanto. Yo no vine a meterme en su relación. Solo estoy aquí para ayudarles. Podemos llevarnos bien los tres, sin problema. Lorena los miró con desprecio: —¡Están completamente locos los dos! ¡No tienen vergüenza! *** Si pensaban que esto era solo un juego, se encargaría de demostrarles que las reglas las ponía ella. ¿Querían arrebatarle el proyecto? ¡Adelante! Ella ya había movido sus fichas. Sin pensarlo dos veces, se casó con Daniel Ramos, el joven heredero de una familia multimillonaria. Ahora, la que tenía la última palabra en el proyecto, la que controlaba todo, era ella. ¿No le dieron la boda que se merecía? El joven heredero le organizó una boda de ensueño que dejó huella en toda la ciudad. ¿La criticaban por no poder tener hijos? El destino tenía preparada una gran sorpresa. Ahora tenía gemelos. No podía evitar soltar una risa al ver las miradas llenas de envidia. *** La noticia del matrimonio de Daniel Ramos se difundió rápidamente entre la alta sociedad, y la gente no pudo evitar sentir pena por su esposa. Todo el círculo social sabía que Daniel tenía un alma gemela. Aunque ella ya estaba casada, él no lograba olvidarla. Se cuenta que, el día en que ella se casó, él quedó devastado, al punto de que pensó en suicidarse. Algunos aseguran haberlo visto una y otra vez viendo las películas donde ella era la estrella, llorando desconsolado. Cuando Lorena dio a luz a sus hijos, decidió que era el momento de dejar que Daniel y su alma gemela estuvieran juntos. Pero entonces, Daniel la abrazó y, gritando, le dijo: —¿Quién está inventando esos rumores? ¡Amor, tienes que creerme!
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