Mag-log inSANDRATres meses después, en el gran templo de la Manada Silver Moon, miles de representantes de todas las manadas estaban reunidos.Hoy era mi ceremonia de unión con Elías. No era una unión por política o poder. Era una unión forjada en la adversidad, construida sobre la confianza y sellada con un amor que había esperado pacientemente su momento.Mi madre ya estaba despierta; los últimos rastros de la supuesta maldición habían sido eliminados por el poder de mi linaje. Las heridas de Liam sanaron; no le quedó ni una sola cicatriz.Yo estaba de pie frente a la estatua de la Diosa Luna, con un vestido de un blanco puro. Elías estaba a mi lado, con un traje negro formal.En su mirada no había posesividad ni deseo de conquista, sino únicamente amor puro y compromiso. El chamán habló en la antigua lengua ritual.—¿Aceptas a Elías Blackridge, como tu pareja, tu Rey y tu igual?—Acepto.Mi voz sonó clara y firme.—¿Aceptas a Sandra Moonridge, como tu pareja, tu Reina y tu compañera, para pe
SANDRAUn año después.Estaba revisando informes de varias manadas.Después de derrotar a los rebeldes del norte y revelar mi Linaje Ancestral, mi padre me había cedido el liderazgo de la manada.Había unificado las manadas e industrias de los territorios centrales, pero las cosas eran más complicadas de lo que había imaginado.Disputas fronterizas, asignación de recursos, nuevas leyes… cada decisión requería mi aprobación.Pero sentía un propósito que nunca antes había conocido.—Majestad —se escuchó la voz de un guardia desde el otro lado de la puerta—. El Alfa Elías está aquí para verla.—Déjalo pasar.La puerta se abrió y Elías entró.Un año no lo había cambiado mucho. Aún proyectaba esa misma fuerza tranquila, pero había un rastro de cansancio en su mirada que no lograba descifrar.—¿Todavía trabajando?Se acercó a mi lado, observando con desaprobación la montaña de documentos sobre mi escritorio.—Ya es tarde, Sandra.—Acaba de llegar el informe de reconstrucción de la Alianza de
SANDRALa energía oscura se disipaba lentamente y el cielo, antes de color sangre, recuperaba su tono habitual. Pero todo en el campo de batalla había cambiado.Donde alguna vez estuvo el antiguo altar, ahora solo había un cráter enorme. El fondo estaba vacío. Ni piedras, ni runas, ni rastro de nada.El líder rebelde ya no estaba. Ariana ya no estaba. Y Byron, tampoco. Todos se habían convertido en polvo, aniquilados por esa energía destructiva. Como si nunca hubieran existido.La guerra había terminado. Las fuerzas restantes de los rebeldes del norte no tardaron en dispersarse tras perder a su líder. Los ejércitos combinados de las manadas Silver Moon y Ridge habían conseguido una victoria decisiva.Pero nadie vitoreaba. Nadie celebraba.Ochocientos guerreros de élite se reunieron en silencio alrededor del cráter, se quitaron los cascos e inclinaron la cabeza. Rendían homenaje no al Alfa caído, sino al lobo que al final encontró su redención.Aunque a la mayoría de ellos les desagrada
SANDRADe pronto, el cristal negro en la mano de Ariana estalló con una luz cegadora.No era una luz cualquiera. Era la energía de una antigua y maligna maldición.El líder graznó con una risa malévola.—¡Es la Lágrima del Olvido! En cuanto se rompa, ¡todo a quince kilómetros a la redonda dejará de existir!Del cristal brotó una energía negra como un maremoto, formando un enorme vórtice de destrucción.El aire olía a muerte.Las rocas empezaron a derretirse ante semejante poder.Hasta el cielo se tiñó de un grotesco rojo sangre.El grito desesperado de Elías llegó desde la distancia.—¡Corre!Pero yo sabía que era demasiado tarde.La energía destructiva se expandía demasiado rápido. Ni corriendo a toda velocidad lograríamos escapar de la zona mortal antes de que explotara.Cerré los ojos, invocando hasta la última gota del poder de mi linaje.Una luz plateada brotó de mi cuerpo, intentando formar una barrera protectora.—¡Resiste!Gruñí entre dientes, concentrando toda mi fuerza en el
SANDRAAvancé hacia el altar, y el crujido de las rocas afiladas resonaba bajo mis pies con cada paso. Los disparos a mis espaldas habían cesado, y un silencio extraño se apoderó del cañón.Las miradas de todos estaban sobre mí. Observaban cómo caminaba hacia mi muerte.—¡Ja, ja, ja!El líder rebelde me vio acercarme sola y se burló a carcajadas.—¡Miren nada más! La princesita de la Manada Silver Moon no nos decepcionó.Arrastró a Byron desde lo alto del altar, escalón por escalón.—¿Sabes una cosa? —su voz retumbó en el cañón—. Pensé que me costaría más trabajo hacerte salir. No me imaginé que fueras a morder el anzuelo tan fácil.Seguí avanzando, sin responder a sus provocaciones.Pero mi mente estaba expandida, percibiendo con cuidado cada detalle del altar.El poder de mi linaje me permitía ver el flujo de energía en su interior.Pude ver siete nodos de energía cruciales, que palpitaban como corazones en las profundidades de la piedra.Si lograba destruir solo tres, el altar enter
SANDRAElías apareció a mi lado, plantándose frente a mí.—Sé lo que estás pensando, pero no hagas una locura. Tiene que haber otra manera de…—¿Y qué otra manera hay? —lo interrumpí—. ¿Atacar a distancia? Byron moriría. ¿Mandar un equipo de asalto? El altar está lleno de trampas, tendríamos demasiadas bajas.La voz de Elías estaba desesperada.—¡Eso es mil veces mejor que dejarte ir a la muerte! En cuanto te acerques a ese altar, ¡te van a robar el poder de tu linaje! ¡Vas a morir, y Byron también!Observé la angustia en su mirada, mientras una emoción compleja se agitaba dentro de mí. Él, un verdadero protector, estaba intentando cuidarme a su manera.No lo entendía. No iba a bajar para salvar a Byron.Iba para ponerle fin a esta guerra. Le toqué la mejilla con suavidad.—Confía en mí.Luego me volví hacia mi padre, que me observaba con la misma preocupación.—Confía en mí.Miré a Byron en el altar, a lo lejos. A quien odiaba con cada fibra de mi ser. El que había terminado con nuest