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Capítulo 2

Penulis: Jimena
Estos recuerdos comenzaron a encajarse poco a poco después de que dejé de tomar los medicamentos psiquiátricos durante el embarazo.

Debido al cariño y la calidez que Samuel Vega me brindaba, ya no quería indagar más en ese pasado doloroso.

Pero ahora, me había convertido completamente en el hazmerreír.

Aproveché que Samuel estaba en el trabajo para consultar a escondidas a un médico, y solo entonces supe que mi condición se parecía más a una hipnosis profunda múltiple...

Al regresar a casa, Samuel estaba sentado en el sofá con el rostro sombrío, frente a un montón de colillas de cigarro.

Fingiendo normalidad, colgué mi bolso:—¿No habíamos quedado en que no fumarías en casa? El humo de segunda mano le hace daño al bebé.

Samuel se acercó y me agarró del brazo, con los nudillos blancos de fuerza.

—¿Fuiste al médico? —preguntó con voz helada.

—¿Qué pasa? —respondí, fingiendo serenidad.

—¿Eh? ¿Acaso yo no soy médico para que busques a otro? ¿No confías en mí? —su tono era peligroso.

Justo cuando iba a responder, me levantó en brazos y en silencio me llevó hacia el sofá.

Aproveché para explicar:—Es que estás muy ocupado. Solo me dolía la cabeza y, como no puedo tomar medicamentos, fui a que me dieran un masaje.

Me acostó sobre el sofá, me quitó rápidamente la prótesis y comenzó a masajear suavemente mi muñón.

No sabía qué pasaba por su mente, y ya no dije nada.

Finalmente, alzó la mirada:—Si de verdad no te sientes bien, debes priorizarte a ti misma. ¿Quieres que te recete algo?

—¿Qué tonterías dices? ¡El bebé ya tiene seis meses, no puedo tomar nada! Haría cualquier cosa por nuestro hijo, y tú también, ¿verdad?—Tomé su rostro entre mis manos, intentando mirarlo directamente a los ojos.

Pero él se levantó, me abrazó contra su pecho y desvió la mirada.

—Por supuesto, tanto por el bebé como por ti.

Al escuchar cómo mentía con el latido de su corazón tan estable, contuve la respiración y ahogué la amargura en el pecho.

***

Samuel de repente solicitó una licencia prolongada, diciendo que quería cuidarme más.

Pero en realidad yo sabía que solo era para vigilarme.

Me apoyé en el marco de la puerta, mirándolo ir y venir ocupado en la habitación del bebé, y me sentí aturdida.

Samuel alzó un peluche y lo agitó hacia mí:—Cariño, ¿crees que al niño le gustará el azul?

—Supongo que sí —dije.

De repente, sonó el teléfono de Samuel.

Sin inmutarse, me mintió:—Es la llamada de un paciente.

Asentí.

Él se giró y entró en el estudio.

Aunque hablaba muy bajo, logré oír a Valeria Castillo decir que lo extrañaba.

—Cariño, de repente surgió un asunto familiar y debo regresar a China —Samuel salió después de calmar a Valeria para mentirme.

—Está bien —cerré la revista.

Al oír mi respuesta, besó mi frente con una devoción casi religiosa.

—Qué esposa más comprensiva.

Después de que se fuera, aproveché que la niñera estaba profundamente dormida para colarme en el estudio.

Tras buscar durante mucho tiempo, finalmente encontré una caja escondida en un armario oscuro.

Era una caja fuerte que había visto him abrir varias veces después de emborracharse, con los ojos enrojecidos por la emoción.

Dentro había fotos de él con Valeria Castillo.

Una de ellas, ligeramente descolorida en los bordes y además plastificada, era una foto de su adolescencia con un gato naranja.

A excepción de nuestra foto de boda, Samuel nunca había posado para una foto conmigo.

Antes, le pedí que hiciéramos fotos de embarazo como recuerdo, pero se negó con la excusa de que no le gustaba fotografiarse.

Resulta que simplemente yo no le gustaba.

Se me encogió el corazón, pero mis ojos permanecieron secos, sin derramar una sola lágrima.

En el fondo de la caja había también un sobre. Conteniendo la respiración, lo saqué.

Dentro encontré un informe médico de oligoespermia y otro de criopreservación de esperma.

Aunque los datos de identificación estaban ocultos, mi intuición me decía que tenían que ver con el bebé en mi vientre.

Después de fotografiar ambos documentos, devolví la caja a su lugar con sumo cuidado.

Samuel se ausentó durante dos semanas.

Durante ese tiempo, probé diversos métodos para recuperar la memoria.
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