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El Fugitivo que Volvió Cuando Ya Esperaba un Hijo
El Fugitivo que Volvió Cuando Ya Esperaba un Hijo
Penulis: Remolachita

Capítulo 1

Penulis: Remolachita
Furioso, Julián se abalanzó sobre mí y me levantó a la fuerza del sofá.

—¡Zorra! El día de nuestra boda me fui con Lucía, y en estos tres años jamás he vuelto. ¿Cómo demonios quieres que ese hijo sea mío?

Me reí con sarcasmo. "Yo nunca dije que fuera suyo. En la familia Gutiérrez no solo hay un hombre."

—Ese hijo, desde luego, no es tuyo. Tú no mereces ser su padre.

Lucía, con el rostro lleno de fingida sorpresa, intervino:

—Isabela, aunque Julián huyó de la boda, aún te dejó el título de señora Gutiérrez y la vida de lujos en esta casa. ¿Cómo puedes ser tan descarada y quedar embarazada de un bastardo?

La miré de reojo y solté con frialdad:

—Lucía, tú, siendo solo la hija adoptiva, te atreviste a seducir a tu propio hermano. Si hablamos de desvergüenza, ¿quién podría superarlos a ustedes dos?

Lucía se puso a llorar fingiendo y se refugió en Julián:

—Julián, estos tres años nos hemos mantenido en los límites, sin pasarnos. En cambio, ella está embarazada de un bastardo y encima pretende ponerte los cuernos.

Al escuchar la palabra"cuernos", Julián levantó la mano y me dio una bofetada brutal.

—¡Maldita! Te acuestas con otro, cargas con su bastardo y encima nos ensucias a mí y a Lucía. ¡Lárgate de la familia Gutiérrez!

El dolor me nubló la mente unos segundos. Tres años atrás, Julián se fugó con Lucía y me dejó sola, soportando la burla de todos en la ceremonia.

En un arrebato de rabia, acepté casarme ahí mismo con Esteban Gutiérrez, el tío de Julián: un hombre tan frío y dominante que hace temblar a toda la ciudad.

Al quedar embarazada, Esteban me colmó de cuidados, protegiéndome hasta de la más mínima herida.

Y ahora, Julián tuvo la osadía de ponerme una mano encima. Si Esteban se enteraba, correría sangre.

Fría, les advertí:

—Si os marcháis ahora, haré como si nada hubiera pasado.

Pero en lugar de calmarse, Lucía me tiró del cabello con furia.

—Julián, esta desgraciada está nerviosa porque quiere echarnos, así se queda con la herencia usando a ese bastardo que lleva en el vientre.

—¡Maldita! —rugió Julián—. Así que ese es tu plan, ¿apoderarte de todo con un bastardo? No lo permitiré.

Me zafé de su agarre y, con el rostro helado, declaré:

—El día que os huisteis, el abuelo os desheredó, Julián. Todo lo que era de la familia ya no tiene nada que ver contigo.

Lucía soltó una risa sarcástica:

—Eso fue un arrebato. Julián es el único nieto, jamás lo sacarían de la herencia.

Él también sonrió con arrogancia:

—El abuelo siempre dijo que todo esto sería mío.

Me acaricié el vientre y contesté con dureza:

—Ya no lo será. Lo que llevo dentro también es sangre Gutiérrez.

Creí que mis palabras bastaban para poner un alto, pero Julián me fulminó con la mirada y rugió:

—¡Zorra maldita! Quieres hacer pasar a ese bastardo como heredero de la familia. Hoy mismo te voy a enseñar una lección.

Su mano volvió a estrellarse contra mi rostro, esta vez con más fuerza. Caí al suelo abrazando mi vientre, mientras el miedo me invadía al ver sus caras deformadas por el odio.

Temiendo por la vida de mi hijo, grité desesperada:

—¡Él no es un bastardo, él es…!
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