Share

Capítulo 3

Author: Grin
—Ya no la soporto. Esta vez, por celos, contrató actores para montar un numerito que solo provocó lástima. ¿Qué va a hacer la próxima, cuando le vuelvan a dar esos ataques de celos? ¿Matar a alguien? ¿Iniciar un incendio?

Hizo una pausa y recorrió con la mirada a los curiosos que se habían congregado.

—Es tan inestable emocionalmente… Cuando me divorcie, ¡más les vale cuidarse de esa mujer! Les pido también que estén al pendiente. En tres meses, me divorciaré de ella. ¡Y entonces me casaré con mi amor, Raquel! ¡Compartiremos nuestra felicidad con todos, por internet y en persona!

La gente alrededor estalló en aplausos.

—¡Eso es! ¡Te apoyamos, amigo!

—¡Algunas mujeres solo sirven para traernos problemas!

—¡Cuenta con nuestro apoyo!

Bajo la mirada de todos, Raquel asintió con timidez mientras se colocaba un anillo de diamantes, el cual era mucho más grande que el que yo había recibido en mi boda. Sus labios rosados se curvaron en una sonrisa de puro triunfo. No quedaba ni rastro de la mujer que momentos antes amenazaba con quitarse la vida.

Dejé el celular y me dispuse a buscar al médico para preguntarle sobre mi estado de salud.

Justo cuando llegaba a la puerta de la habitación, escuché a mi suegra hablando por celular:

—Ya te mandé las fotos. El bebé de Sarita no sobrevivió. El doctor dijo que ya pueden organizar el entierro. Llama al panteón de una vez y vente para acá. Sarita está destrozada. Necesita que estés con ella.

Pilar, mi suegra, ya era mayor y tenía la costumbre de poner el altavoz cuando hablaba por celular, por lo que no tuve problemas para escuchar la voz terriblemente impaciente de Víctor, al otro lado de la línea:

—¡Ya, mamá! ¿Ahora resulta que está actuando en el Hospital Buenaventura? ¿No le da vergüenza? ¡Qué barbaridad! ¿Y de dónde sacó un bebé muerto para su espectáculo? Hasta se acostó en la cama del hospital —bufó—. Dile que si en serio quiere morirse, ¡pues que se muera de una vez! Como mucho le daré dinero a sus padres.

Mi suegra estalló en cólera.

—Víctor, ¿ya ni siquiera me crees a mí?

—Mamá, otras cosas te las creo —respondió él, tras chasquear la lengua—. Pero lo que digas sobre ella, y más eso de que perdió al bebé, eso sí que no me lo trago. Ah, y ya que llamaste, aprovecha y dile que cuando nazca el niño, en el acta llevará el apellido Herrera, ¿entendiste? Ese será su castigo.

Cuando colgó, se oyeron dos tonos secos. Pilar dejó escapar un largo suspiro, mientras yo regresaba en silencio a la habitación.

«Creí que durante estos días en el hospital, Víctor no vendría», pensé.

Pero, para mi sorpresa, una hora más tarde, entró furioso en el cuarto, me sacó de la cama de un tirón mientras dormía, me examinó de arriba abajo por unos segundos, y, con tono de burla, dijo:

—Vaya, vaya. Hasta te maquillaste para verte pálida. ¡Qué profesional!

El brusco movimiento hizo que la herida de mi abdomen punzara con violencia.

Al pensar que mi estado actual era obra suya, un temblor de rabia me recorrió entera; mientras lo miraba con un odio profundo.

—¿Estás loco o qué, Víctor? ¡Te lo he dicho mil veces! ¡No te estoy mintiendo! ¿Por qué no puedes creerme? ¿Tenías que hacerme pasar por esto?

Si hubiera tenido fuerzas, lo habría matado allí mismo.

—¡Qué bien actúas, sigue con tu numerito!

Me miró sin disimular en lo más mínimo la aversión que sentía por mí.

—Dejemos eso para después, ya ajustaremos cuentas. Ahora dime, ¿cuánto le pagaste a la gente para que insultara a Raquel en internet?

—¿Qué? —pregunté, atónita.

Con una expresión hostil, me tendió su celular.

Eché un vistazo.

Era la cuenta de Instagram de Raquel, en donde había publicado una foto del anillo de diamantes que él le había dado.

Los usuarios, atando cabos, la habían reconocido como la causante del incidente del «departamento en llamas» y la estaban acribillando a comentarios sin piedad alguna.

«¿Desde cuándo las amantes son tan descaradas?»

«Hoy sí que he visto de todo. ¡El marido casi deja morir a la esposa y ahora le propone matrimonio a la amante!»

«¡Maldita oportunista! ¿Por qué no te moriste tú?»

Aparté la mirada, sin siquiera molestarme en mirarlo.

—Yo no le pagué a nadie.

—¡Basta! ¿En serio quieres seguir actuando? ¡Ya mismo vas y te arrodillas ante Raquel para pedirle perdón!

Me tomó de la mano, intentando ponerme de pie.

Con el semblante endurecido, me aferré a la cama, negándome a moverme.

Se inclinó para mirarme de cerca, con sus ojos oscuros encendidos de furia.

—¡Ah, conque esas tenemos! No quieres por las buenas, ¿eh?

De pronto, me agarró el cuello y apretó con todas sus fuerzas.

Al instante me faltó el aire, la cara se me congestionó dolorosamente. Quise luchar, pero me tenía inmovilizada y no mostraba la menor intención de soltarme.

Un minuto después, de repente aflojó la presión. Pero, justo cuando pensé que iba a dejarme en paz… alzó el puño y me golpeó con saña, mientras murmuraba:

—¿No querías fingir un aborto? ¡Pues te voy a «ayudar»! ¿Qué tal si te provoco uno a golpes?

El impacto me hizo temblar de pies a cabeza, mientras un dolor agudo me recorría de pies a cabeza, y mi rostro palidecía.

La herida en mi abdomen, producto de más de veinte puñaladas, se abrió al instante con el golpe y un goteo constante comenzó a oírse. La sangre manaba, deslizándose por mi ropa hasta caer al suelo.

De repente, Víctor pareció percatarse de que algo no andaba bien. Con incredulidad, me levantó la ropa.

Al ver mi vientre vacío, una expresión de absoluto desconcierto se reflejó en su cara.

—¿Y el bebé? ¿Dónde está el bebé? —Sus ojos se abrieron de par en par—. No, no puede ser. El bebé no puede haber muerto. Sara…

Continue to read this book for free
Scan code to download App

Latest chapter

  • Elegiste acabar con nuestro bebé para salvar a tu amante   Capítulo 8

    Víctor me lanzó una mirada cortante.—¡Le creo! Es imposible que me mienta. Tú solo riegas chismes sobre ella, y tuve que presionarla para que me lo contara.Lo miré fijamente, sin poder soportarlo un segundo más.—Víctor, te lo digo en serio, divorciémonos y ya.—Alguien como tú…, con solo verte me das náuseas. Te juro que antes estaba ciega.Cierto que debí habérselo pedido hace mucho, pero estos últimos días había estado detenido en la comandancia y no había forma de contactarlo.Víctor se quedó desconcertado. Justo cuando iba a responder, su celular sonó de repente.Algo le dijeron al otro lado de la línea, porque su expresión cambió sutilmente.—¿Dices que alguien me denunció? ¿Quién fue?—De acuerdo, voy para allá.Sonreí con disimulo.Sabía que hoy él recuperaría su libertad.Por eso elegí este día para denunciarlo formalmente ante el escuadrón de rescate al que pertenecía.Justo cuando se disponía a irse a toda prisa, lo detuve.—Víctor, ¿alguna vez te dije que te haría pagar p

  • Elegiste acabar con nuestro bebé para salvar a tu amante   Capítulo 7

    Se dejó caer de rodillas con un golpe seco, los ojos rojos por la furia, llorando a lágrima viva.—¿Por qué sigues atormentándome? Hice todo lo posible por poner distancia entre nosotras. Cuando me pediste que me alejara, pagué la multa del contrato y me mudé de inmediato.—Dijiste que te daban celos de que Víctor fuera atento conmigo, y al momento puse tierra de por medio. ¡Hasta te lo cedí por completo! ¿Y todavía te atreves a difamarme en internet? ¿Por qué quieres orillarme a esto?El numerito de Raquel atrajo a un enjambre de curiosos al pasillo.La gente, sin tener la menor idea de lo que sucedía, comenzó a cuchichear y a señalarme.—Pobrecita, ya hasta se te hincó. ¿Qué más quieres de ella?—Yo reconozco esa mirada... es la de alguien con una depresión muy fuerte. Seguro no está mintiendo.—Qué mujer tan despiadada. Con razón la otra terminó en el hospital; ¡ni Dios la aguanta!Raquel bajó la cabeza, y una sonrisita casi imperceptible asomó a sus labios.Al levantar la vista, su

  • Elegiste acabar con nuestro bebé para salvar a tu amante   Capítulo 6

    Arruinó por completo la carrera de Carlos.Él nos guardaba rencor, por lo que, después de mudarnos, no encontraba la oportunidad de vengarse.Contó que, unos días antes, una mujer lo había llamado de la nada.Esa mujer le dio nuestra dirección e, incluso tuvo la amabilidad de comprarle los boletos de ida y vuelta.Que le quitaran su empleo no era motivo suficiente para que Carlos quisiera matarnos.Pero desde que lo despidieron, la había pasado muy mal; vivía al día, con muchas carencias.Un mes atrás, su hijo de cinco años había tenido un accidente automovilístico.Como Carlos no tenía suficiente dinero, en el hospital no quisieron operar al niño, por lo que falleció.Fue cuando esa mujer lo contactó, destrozado por la pérdida de su pequeño, sintió el impulso de matarnos para vengarse.El policía, con mucha astucia, sacó una foto de Raquel.—¿Fue ella quien lo contactó?Carlos arrugó la frente.—Los ojos se parecen algo, pero traía cubrebocas y sombrero.Al enterarme, de pronto lo ent

  • Elegiste acabar con nuestro bebé para salvar a tu amante   Capítulo 5

    Al principio, salimos a cenar varias veces. Nos caímos muy bien, nuestras familias se agradaron, así que pronto empezamos a hablar de la boda.El primer año de casados, Víctor fue muy distante.En aquel entonces, mi amiga Laura bromeaba preguntándome si Víctor no sería gay.O quizás su corazón ya era de otra, y por eso se mostraba indiferente ante su atractiva esposa.Yo no le di muchas vueltas; me bastaba con que él aportara su sueldo puntualmente cada mes y no diera problemas. Pensaba que así se podía vivir bastante bien.Pero pasados seis meses, me di cuenta de que poco a poco me estaba enamorando.Así que empecé a tener detalles, a buscar un acercamiento, intentando rescatar nuestro matrimonio insípido.Sabía que su trabajo en el escuadrón de rescate le impedía tener horarios fijos para comer, así que todos los días me las arreglaba para prepararle caldos caseros muy saludables.Dijo que no le gustaba hacer las tareas del hogar, así que yo me encargué de todo, sin queja.Comentó qu

  • Elegiste acabar con nuestro bebé para salvar a tu amante   Capítulo 4

    A Víctor se le trabó la lengua. Parecía costarle bastante asimilar que, en efecto, por su culpa me habían herido y nuestro bebé había muerto.Abrí la boca con la intención de responder, pero la pérdida de sangre me sumió de nuevo en la inconsciencia....Cuando volví en mí... la herida de mi vientre había sido vendada y me habían colocado un suero. Víctor, al verme abrir los ojos, entró en la habitación con total descaro.La sorpresa se había esfumado de su cara; sin el más mínimo rastro del remordimiento que yo habría esperado. Apenas me dedicó una mirada indiferente.—Ya hablé con mi mamá y sí, me equivoqué hoy. No pensé que Carlos de verdad iba a dar con el fraccionamiento. En fin, de ahora en adelante voy a tratarte mejor, ¿está bien? Tómalo como una compensación. —Hizo una breve pausa, antes de proseguir—: En cuanto a lo del bebé… mira, no te preocupes. Son pequeñeces. A ver, ponte a pensar… Una criatura que ni siquiera había nacido, ¿cómo puedes compararlo con una persona

  • Elegiste acabar con nuestro bebé para salvar a tu amante   Capítulo 3

    —Ya no la soporto. Esta vez, por celos, contrató actores para montar un numerito que solo provocó lástima. ¿Qué va a hacer la próxima, cuando le vuelvan a dar esos ataques de celos? ¿Matar a alguien? ¿Iniciar un incendio?Hizo una pausa y recorrió con la mirada a los curiosos que se habían congregado.—Es tan inestable emocionalmente… Cuando me divorcie, ¡más les vale cuidarse de esa mujer! Les pido también que estén al pendiente. En tres meses, me divorciaré de ella. ¡Y entonces me casaré con mi amor, Raquel! ¡Compartiremos nuestra felicidad con todos, por internet y en persona!La gente alrededor estalló en aplausos.—¡Eso es! ¡Te apoyamos, amigo!—¡Algunas mujeres solo sirven para traernos problemas!—¡Cuenta con nuestro apoyo!Bajo la mirada de todos, Raquel asintió con timidez mientras se colocaba un anillo de diamantes, el cual era mucho más grande que el que yo había recibido en mi boda. Sus labios rosados se curvaron en una sonrisa de puro triunfo. No quedaba ni rastro d

More Chapters
Explore and read good novels for free
Free access to a vast number of good novels on GoodNovel app. Download the books you like and read anywhere & anytime.
Read books for free on the app
SCAN CODE TO READ ON APP
DMCA.com Protection Status