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Flor de Espinas
Flor de Espinas
Author: Shirley

Capítulo 1

Author: Shirley
—Señor, ya lo pensé bien, voy a irme al extranjero.

—¿Y la boda con Fabián…? —respondió el abuelo de Fabián, al teléfono, con la voz tensa.

—Ya no habrá boda —respondió Ariadna Luján con firmeza.

El anciano suspiró con impotencia.

—Nosotros, los Morales, te hemos fallado. Estos años solo te hicimos perder el tiempo. Espero que Fabián te compense de alguna manera.

Pero a ella ya no le importaba ninguna compensación. Su deuda con la familia Morales ya estaba saldada. Lo mejor era estar a mano.

—No hace falta —dijo Ariadna—. Pero, por favor, no le diga nada a él todavía.

El abuelo Ignacio aceptó. Ahora Ariadna ya no era esa niña sorda de la que todos se burlaban. Había recuperado su audición, y su futuro sería mucho mejor. Cerró los ojos, recordando la conversación que había tenido días antes con Ignacio, y empezó a reflexionar sobre todo lo que había pasado.

***

Unos días atrás, Ariadna le dijo al abuelo:

—Lo decidí, me haré la operación de reconstrucción de la cadena osicular.

Ella hablaba con firmeza, a pesar del miedo y de que todavía podía escuchar las advertencias del médico:

—Si la cirugía falla, podría afectar los pares craneales y provocar muerte cerebral. Señora Luján, ¿Está segura de que quiere someterse a esa cirugía?

Ariadna quería operarse porque cada vez que tenía intimidad con Fabián, él era impaciente y le quitaba su audífono. Además, sus amigos siempre se burlaban de que él se fuera a casar con una sorda.

En aquel momento, ella pensó que, si recuperaba la audición, él también estaría feliz. Así que, arriesgando su vida, se sometió a la cirugía. Antes de entrar al quirófano, echó un último vistazo a la pantalla del celular. No había ningún mensaje, pero ya estaba acostumbrada a los cambios de humor de Fabián.

Todo salió bien. El destino estaba de su lado. Cuando Ariadna salió de la operación, esperaba con ilusión que Fabián volviera a casa. Quería contarle que se había sometido a la reconstrucción de la cadena osicular y que podía escuchar como una persona normal.

Para darle una sorpresa, se colocó de nuevo el audífono, esperando a que él se lo quitara con sus propias manos. Pero lo que recibió fue un Fabián totalmente ebrio.

Antes de que Ariadna pudiera reaccionar, él la empujó contra la puerta. La agarró por los hombros y le robó un beso, sin dejarla si quiera decir algo. Nunca lo había visto con tanto deseo.

Ya en el sofá, sus besos se deslizaban lentamente por su cuello, por su oído. Luego, él mismo le quitó el audífono. Era un hábito que Fabián había tenido durante años. Ariadna sospechaba que quizás le molestaba.

Mientras lo veía encima de ella, Ariadna anhelaba su reacción al saber que podía oír bien ahora. Estaba a punto de hablar... Cuando escuchó a Fabián murmurar:

—Elisa... Elisa...

Recién recuperada, Ariadna era especialmente sensible a los sonidos. Su cuerpo entero se paralizó. Pero, Fabián no se dio cuenta, estaba perdido en el deseo.

Elisa Vargas, esa era la mujer en la que pensaba cuando tenían sexo, no en ella. Después de tantos años, seguía sin poder olvidarla. Cada vez que eran íntimos, le quitaba el audífono... No porque le molestara, sino para poder decir ese nombre.

Elisa lo había destrozado, casi le cuesta la vida y, aun así, seguía siendo esa persona en la que no podía dejar de pensar. Qué ridículo. Y ella entonces, ¿qué era? ¿Un juguete para jugar cuando a él se le antojara y luego olvidar? Eso es exactamente lo que él siempre hizo. Y ella, ingenuamente, creyó que la amaba. Desde el principio hasta el final, todo fue una ilusión suya.

Miró a Fabián, dormido profundamente. Entonces, una notificación en la pantalla del celular llamó la atención de Ariadna:

"Fabián, Elisa se divorció y acaba de volver al país. ¡Aprovecha!"

Con razón estaba tan extraño ese día. La mujer que no podía olvidar había vuelto.

Por eso, Ariadna marcó el número de Ignacio. Fue gracias a él que la familia Morales había sido buena con ella. Cuando le pidieron cuidar del desconsolado Fabián, ella no lo dudó ni un segundo, porque ya sentía algo por el desde antes, así que eso era justo lo que deseaba.

En ese entonces, después de su abrupta ruptura con Elisa, Fabián se hundió en la desesperación. Pero no se refugió en el alcohol o el cigarrillo, sino en los deportes extremos: esquí, buceo, paracaidismo, automovilismo, escalada... En tan solo dos semanas, casi pierde la vida.

De la nada, mandaron a Ariadna a cuidar de él. Sin saber por dónde empezar, solo se le ocurrió no dejarlo solo nunca: lo acompañaba a todo lo que hiciera. Al principio, Fabián ni siquiera la miraba, hasta que ocurrió el accidente en el mar.

Mientras buceaban, un coral dañó el tanque de oxígeno de Fabián. En ese momento crítico, Ariadna le dio el suyo. Pero ella terminó con los nervios auditivos dañados por la presión del agua, así que nunca más pudo oír.

Fabián sobrevivió y volvió a centrarse en su vida laboral, mientras que Ariadna, tras haberle salvado la vida, se quedó a su lado. Él, siguiendo las instrucciones de Ignacio, se comprometió con ella. Incluso le juró:

—A partir de ahora te voy a cuidar, vamos a estar juntos.

En ese entonces, Ariadna era feliz. Pero las personas siempre quieren más. Al principio, ella solo deseaba estar a su lado. Con el tiempo, empezó a anhelar un lugar en su corazón. Pero ahora con el regreso de Elisa se esfumo esa ilusión. Eso le dejó claro cuál era su lugar.

Era hora de irse. Antes de que la tristeza la invadiera por completo, Ariadna, con la mente aún lúcida, sacó su celular y abrió una aplicación para aprender idiomas. Y así, entre lágrimas, comenzó a estudiar. Solo que esta vez, ya no necesitaba un audífono para aprender.
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