Capítulo 2

Historia desde el punto de vista de Aria

El siguiente obstáculo era lidiar con mi prometido, pues él había jugado un papel importante para convencerme de ir en lugar de Emily.

Siempre pensé que, de todos, él debería preocuparse más por mí, pero resultó que mi suposición estaba equivocada.

Le sugerí que nos encontráramos en un restaurante, y me puse mi mejor vestido, no por él, sino por mí misma, ya que aquella noche sería otra batalla, y no quería verme ni un ápice más débil.

Cuando entré por la puerta, vi a Damian sentado en una mesa cerca de la terraza.

Él giró la cabeza cuando me acerqué y se puso de pie mientras decía: —¿Ya estás aquí? Pensé que llegarías un poco más tarde.

—¿Por qué? —pregunté, manteniendo mi tono equilibrado.

—Bueno, escuché que firmaste el acuerdo de rehenes —dijo, sacando la silla para mí y luego agregó—. Supuse que querrías pasar más tiempo con tu familia antes de irte en cinco días.

—¿Emily te llamó y te lo dijo? —pregunté, con mi tono de voz más frío en ese momento.

El rostro de Damian se sonrojó de vergüenza, a la vez que decía: —A ella le preocupaba que estuvieras molesta. Se culpó a sí misma por causarles a ti y al señor Moretti todo este estrés.

—¿En serio...? —murmuré, con mi mirada perdida hacia la ventana. La puesta de sol era impresionante, pero parecía lejana, casi irrelevante.

—Aria, en realidad —dijo, suavizando su tono de voz —, yo la entiendo, ¿sabes? Yo tampoco fui el favorito de mi padre, por lo que pasé años tratando de demostrar lo que valía. Si Emily no me hubiera ayudado a conseguir la asociación con el casino de tu familia, mi padre nunca me hubiera aprobado. Ella sabe que es adoptada y solo quería contribuir. Tiene un buen corazón, solo cometió un error.

¿Emily lo ayudó con la asociación? Casi me reí, pues yo fui la que la conseguió, incluso puse mi propio dinero como garantía solo para que Damian se uniera.

Entonces, ¿por qué de repente Emily era la heroína en su historia? Otra cosa para agregar a la lista de misterios que necesitaba descifrar.

A pesar de todo, nada de eso afectó mi expresión. En cambio, hice que mi voz sonara casi casual cuando comenté: —Y ahora soy yo la que pagará el precio.

Damian vaciló un momento, y con sus ojos buscando los míos, dijo: —Aria, eres la mujer más fuerte e inteligente que he conocido. Si alguien puede sacar a tu familia de este apuro, esa eres tú. Emily, a pesar de su inocencia, todavía es una recién llegada a nuestro mundo.

—Sí, lo sé —dije, y con una mirada afilada—, si fuera más inteligente, no nos hubiera metido en este lío.

Luego, volví mi atención hacia Damian y le dije: —No te preocupes, ya he firmado el acuerdo de rehenes, yo iré.

Al oír mis palabras, Damian se relajó y exhaló. Luego, casi tímidamente, habló de nuevo: —Sobre nuestro compromiso...

No lo dejé terminar: —Sobre nuestro compromiso, creo que es mejor que lo cancelemos. No sé por cuánto tiempo estaré fuera.

Damian se sorprendió y replicó: —Pero sabes cómo es tu padre, si cancelamos el compromiso, entonces la asociación entre mi familia y la tuya...

—Bueno, ya que lo cancelamos... —dije, mirando hacia otro lado —creo que tú y Emily pueden comprometerse en cambio.

Él sonó casi desesperado cuando dijo: —¡Estoy tan contento de escuchar esta propuesta! En realidad, Emily y yo ya habíamos hablado sobre esto, y ella ya estuvo de acuerdo en fingir estar comprometida conmigo hasta que vuelvas. Es solo para mostrarle a tu padre que nuestras familias siguen unidas.

Yo solté una carcajada seca y respondí: —Exactamente.

Después eché un vistazo alrededor del restaurante y le dije: —Ahora que ya hablamos de todo esto, creo que me saltaré esta comida contigo, pues tengo mucho que hacer antes de irme.

Con eso, me levanté lista para irme.

—Aria...

A pesar de que él me llamó, no me giré ni una sola vez.

En realidad, ese día antes de ir allí, había considerado advertirle a Damian de que una vez que se le entregara el casino a Emily, quizás querría sacar su dinero mientras todavía pudiera, pero luego vi la ansiedad en sus ojos, y descubrí que él no quería perder ni un segundo en comprometerse con ella, solo para proteger su preciada inversión, y el hecho de que no mostrara ninguna preocupación por mi partida, y aún me estuviera persuadiendo a ser la rehén, me hizo cambiar de opinión. No le diría ni una sola palabra sobre el casino. Era mejor esperar y ver si sería mi papá o Damian quien se vería más desesperado una vez que el casino se derrumbara en las manos de Emily.

***

Una vez que el casino se transfirió oficialmente a Emily, no tenía más asuntos que tratar y los siguientes días pasaron en un embrollo. Me reuní con algunos amigos, y el resto del tiempo lo pasé empacando, aunque no estaba segura de si necesitaría la mitad de todo eso.

Luego, inesperadamente, mi papá me llamó de nuevo y quiso que volviera al casino. Cuando entré, algunos de los empleados susurraron mientras yo pasaba, y otros rápidamente desviaron la mirada, claramente incómodos al verme a los ojos.

Al llegar, llamé a la puerta de lo que solía ser mi oficina y que en aquel momento era de Emily.

—Entre —sonó la voz de mi papá.

—¿Qué pasa? —pregunté mientras abría la puerta.

Damian estaba allí, de pie junto a Emily, mientras que mi padre se encontraba al otro lado de ella.

—Aria, tienes que explicarnos esto —dijo mi papá con dureza —. Cuando el casino estaba pasando por el acuerdo de transferencia, notamos algunas discrepancias en los flujos financieros. Los números no cuadran.

Me lanzó una mirada de advertencia y luego cuestionó: —. ¿Acaso estás robando dinero del casino?

¿Robar dinero? Tan mal pensaba de mí.