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Pues, Fuiste Mi Tío Para Siempre
Pues, Fuiste Mi Tío Para Siempre
Author: Zafira

Capítulo 1

Author: Zafira
​El padre del bebé en su vientre era Enzo García, quien era para ella su tío, sin lazo de sangre alguno.​​

Cuando Diana tenía siete años, sus padres murieron en el extranjero durante un atentado explosivo mientras negociaban un negocio.

Debido a la gran deuda de gratitud que los García tenían con la familia Ximénez, Enzo la llevó consigo y la crio personalmente.

De pequeña, Diana era tan dulce que inspiraba ternura, por lo que Enzo se ocupaba de todo lo relacionado con ella personalmente, sin delegar en nadie más.

Crió a aquella niña de siete años hasta convertirla en una joven de diecisiete.

En la familia García, Diana solo se sentía cercana a este tío y le gustaba pegársele constantemente.

Con la llegada de la adolescencia y sus primeras emociones, no pudo evitar enamorarse de aquel hombre que había sido su salvación.

El día de su decimoctavo cumpleaños, bajo los efectos del alcohol, le declaró sus sentimientos y, levantando los talones, besó sus labios.

Enzo era una persona disciplinada, pero aquel día, tras beber, sintió un calor abrumador y confusión mental.

Especialmente aquel contacto en sus labios lo hizo perder por completo la razón.

Al despertar y ver el desastre en la cama, la apartó de golpe.

Era la primera vez que Diana veía odio en sus ojos.

Él montó en cólera.

Pero ella tampoco entendía qué había pasado.

Solo recordaba haberle dado un beso, incapaz de contenerse, lo que pasó después fue puro accidente.

Sin embargo, Enzo creyó que todo había sido un plan suyo.

—¡Diana Ximénez! ¿Qué has hecho? ¡Soy tu tío!

Ella intentó explicarse, pero él no quiso escuchar.

Solo repetía que él era su tío, que no debía ser así.

Por primera vez, Diana le replicó:

—Pero no eres mi tío de sangre, no tenemos ningún parentesco real.

Fue su primera pelea.

Enfadado, Enzo se mudó de la residencia familiar de los García.

Diana no lo volvió a ver hasta un mes después.

Porque estaba embarazada.

El patriarca Sergio García obligó a Enzo a regresar para discutir la boda.

Presionado por la familia, accedió a casarse con ella contra su voluntad.

Diana pensó que su vida sería perfecta a partir de entonces:

Formarían una familia y tendrían un bebé.

Pero la vida matrimonial no fue como esperaba.

La noche de bodas, Enzo se quedó en casa de Isabel Silva.

Al día siguiente, recogió todas sus cosas y se mudó, sin volver jamás.

Él e Isabel vivieron un amor eterno, mientras ella criaba sola a su hija en casa.

Enzo la despreciaba a ella, y también a la hija que dio a luz.

Incluso su propia hija, a quien crio con esfuerzo, llegó a odiarla de adulta que ¿por qué la diste a luz? Nunca tuvo el amor de su padre.

Tras la muerte de Diana, su hija fue inmediatamente con Enzo y reconoció a Isabel como su madre.

Al recordar esto, Diana ya tenía el rostro bañado en lágrimas.

El doctor, acostumbrado a estas escenas, preguntó con paciencia:

—Señorita Ximénez, ¿está segura de abortar?

—¡Sí!

Esta vez, la respuesta de Diana fue firme, aunque con un leve temblor en la voz.

¡No cometería el mismo error otra vez!

Inmediatamente programó la cirugía, ignorando la mirada despectiva del doctor.

—¿Y su familiar? Que venga a firmar.

—Doctor, ya no tengo familiares. Firmaré yo.

Tendida en la fría mesa de operaciones, supo que en esta vida su destino con Enzo García se había agotado por completo.

¡En esta vida, dejaría que él y su primer amor!

Él jamás sabría que en su vientre había existido una pequeña vida que solo les pertenecía a ellos.

Al salir del hospital, sin dudar, llamó a su mentor:

—Profesor, lo he pensado bien. Acepto la beca para estudiar en Fauna.
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