Valeria volvió en sí, pero apretó los labios, sin decir nada.Tras un instante de vacilación, le tendió la mano a Patricio.—Yo…—¿No debería pensarlo mejor, señorita Rivas? Después de todo, es un matrimonio.Damián, que estaba a un lado, la miró de reojo. La advertencia implícita en su voz era inconfundible.Patricio arrugó la frente y, conteniéndose a duras penas, dijo:—Damián, si viniste a ser testigo de nuestra felicidad, bienvenido. Pero si tienes otras intenciones, te pido que te marches.Sus palabras fueron comedidas únicamente por la influencia de Figueroa; de lo contrario, ya habría recurrido a la violencia.Pero él ni siquiera lo volteó a ver; solo miraba a Valeria, como esperando su respuesta.Ella lo fulminó con la mirada, enojada, sin entender qué pretendía Damián.«¿Era pura posesividad?»«Él nunca se involucraba emocionalmente, solo era físico. ¿A qué venía esto?»Tras un momento de reflexión, le dedicó a Damián una sonrisa dulce y contenida.—Muchas gracias por el cons
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