Lucio hizo primero una reverencia. —Majestad.La mirada de Claudio pasó directamente por encima de Lucio y se detuvo en Serafina, para decirle con un tono imperativo:—Tú, regresa. A mi abuela no gusta que extraños la molesten.Ella es la esposa legítima del emperador, nuera de la reina madre, ¿y este tirano la trata como a una extraña?Valeria se enojó, pero pudo atreverse a hablar.Serafina mantuvo la calma y se inclinó.—Sí.En realidad, ni quería venir.Si él decía que no hacía falta, mejor para ella.***En el Palacio de la Vida Eterna, la reina madre estaba en el asiento principal, con el emperador a un lado, y Lucio al otro lado.Con una mirada penetrante, le preguntó a Claudio:—A estas horas, ¿por qué la emperatriz aún no ha venido a saludarme?Él respondió, sin inmutarse:—La emperatriz es torpe de palabra, lo único que conseguiría es irritarla. Así que la envié de regreso.Por el momento, la reina madre no preguntó más.Pero, cuando el emperador y Lucio se marcharon, le ord
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