Marcia, la confidente de Amparo, era muy perspicaz.—La emperatriz debe temer que, si te quedas en la Real Caballeriza, cuando el emperador llegue, solo te mire a ti y no a las demás —dijo, usando su intuición.Amparo sonrió, satisfecha.—Aunque no vaya, para el emperador, ellas no existen.De cualquier forma, madrugar a diario estos días para ir a la Real Caballeriza ya la tenía agotada.Días después.Serafina fue a buscar al encargado para interrogarlo.Él le respondió en voz baja:—Señora, últimamente muchas están practicando el Galope de Invierno. Según sus instrucciones, le he ayudado a las damas cuando tenían problemas.—Pero Isadora es la única con talento. Aprende rápido y se esfuerza más que nadie. Cada noche viene en secreto para entrenar.Serafina asintió y con un gesto de la mano le dijo que podía irse.Valeria, con curiosidad, preguntó:—Señora, ¿en serio Isadora puede lograr que Amparo muestre sus habilidades con los caballos?Serafina, segura, hizo girar entre sus dedos
Read more