—Cof, cof...La señora Valdés tosió un par de veces, reprendiendo con la vista a la otra mujer para que se callara.Sin embargo, la aludida la ignoró deliberadamente y, con una sonrisa provocadora en sus labios pintados de rojo intenso, se dirigió a Marisol.—Marisol, ¿me enseñas cómo le haces? Yo también quiero conseguirme un patrocinador como los tuyos.Los demás invitados intercambiaron miradas, confundidos y sin atreverse a intervenir.Mientras todos observaban expectantes, Marisol recorrió a la modelo con la mirada, sin prisas.—¿Tú?La modelo se quedó muda un segundo, antes de ponerse de pie de golpe.—¿Yo qué? ¡Soy guapa, tengo cuerpazo y además soy joven!—¿Y una mujer usada y vieja como tú todavía se atreve a criticarme?Sus palabras, tan desagradables, flotaron sobre la suave melodía del violín, con nitidez brutal.El semblante de la señora Valdés se endureció al instante.—¡Qué insolencia! ¡Mira dónde estamos!Pero la modelo, joven y atrevida, cruzó los brazos sobre el pecho
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