—¿¡Qué dijiste!?Lucía se levantó de un salto y caminó rápidamente hacia Marisol, alzando la mano para abofetearla.Sin embargo, de la nada apareció una mano que le agarró la muñeca.—Señorita Ríos, las personas civilizadas pelean con palabras, no con golpes. Usted ya usó las palabras y ahora también los golpes, eso la convierte en una villana.Adrián mantenía su actitud despreocupada, solo que su tono se había vuelto más frío:—Aunque bueno, con sangre de secuestradores corriendo por las venas, ¿qué se puede esperar?Lucía se enfureció muchísimo, pero solo pudo apretar los dientes y fulminarlo con la mirada, con los ojos como si quisiera devorarlo.Adrián sonrió y la empujó descuidadamente:—No pierdas más tiempo aquí. Tu amante está en graves problemas y tú aquí presumiendo.—Te conseguiste un inútil bueno para nada y crees que eres la gran cosa.Después de decir esto, Adrián le dio un codazo a Marisol:—Maris, vámonos. Acabo de tomar unas fotos increíbles y quería que me ayudaras a
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