Lo que vino después ocurrió con naturalidad. Hugo era un hombre, y la mujer de frente era la esposa que amaba. Aunque estaban divorciados, ella misma se había entregado. Hugo no tenía razones para resistirse.Después del acto, Eva cayó rendida en un profundo sueño, agotada. Hugo, en cambio, se quedó solo sentado en el salón, en silencio.Era médico y rara vez fumaba. Solo lo hacía en momentos en que su mente no encontraba paz, como una forma de liberar la tensión.Pero esa noche ni había cigarrillos, solo había espacio y soledad.Al llegar a este punto, si aún no entendía lo que Eva estaba haciendo, sería un tonto de verdad.Eva quería reconciliarse, quería volver a empezar. Había hecho esfuerzos, intentando cambiarse, deseaba recuperar esa relación.Hugo no era un hombre de corazón duro. Lo cierto era que, sí, ella lo había conmovido.Pero Jesús García seguía siendo una espina en su corazón, y después de meditar un momento, soltó un largo suspiro.Si las cosas eran así, lo mejor era m
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