Liliana, en cambio, no lo veía como algo malo.Si Jesús no hubiera reaparecido, probablemente Eva y Hugo seguirían estancados.Hugo nunca se habría marchado por su cuenta, y Eva tampoco se habría dado cuenta de lo importante que él era para ella.Por eso, en opinión de Liliana, Jesús era como el pegamento que unía a los dos.Una separación temporal no importaba, mientras las cosas empezaran a cambiar.Eva, que por fin logró escabullirse, volvió junto a Liliana, frotándose la muñeca enrojecida de tanto que la habían agarrado.Liliana le ofreció un zumo con gesto agradecido.—La “novia” por fin ha regresado.Eva le lanzó una mirada fulminante, pensando que si su madre se enteraba de todo esto, se enfadaría muchísimo.Por suerte, a su madre nunca le interesaban las fiestas de la familia García.Le tomó demasiado tiempo a su muñeca, tardaba en recuperar el color normal. Eva se quedó en un rincón todo el rato, resguardada por Juana y Liliana, para evitar que los García volvieran a acercarse
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