All Chapters of Cuando padre e hijo la eligen: mi decisión de divorciarme: Chapter 11 - Chapter 20

La fuerza de Rodrigo era muy grande, Estrella sintió un dolor punzante en la muñeca.Aguantó el dolor y levantó la cabeza para mirar al hombre, soltando fríamente una frase.—Lo escuché, ¿y qué?Aureliano no entendió la implicación de las palabras de Estrella y gritó: —¿Y qué? ¡Por supuesto que debes disculparte con Isabella!Fernando suspiró en silencio. Si Estrella hubiera querido disculparse con Isabella, no habría preguntado "¿y qué?". Lo que quería expresar era que claramente había escuchado las palabras de Rodrigo, pero se negaba a disculparse. Los ojos fríos de Rodrigo se posaron en la cara de Estrella.—Te lo digo por última vez, discúlpate con Isabella.Estrella levantó la mirada hacia las facciones refinadas del hombre. —Rodrigo, ¿sabes cuál es la frase que más me has dicho? "Discúlpate con Isabella". Si tú no te hartas, yo ya me harté. Si a ti e Isabella les gusta tanto escuchar disculpas, ¿quieren que contrate a algunas personas para que se disculpen constantemente con us

Durante la espera, ella charló con el secuestrador sobre familia, hijos y matrimonio. Ese secuestrador tenía una familia muy feliz, una esposa virtuosa y una hija inteligente. Para que su esposa e hija pudieran tener una vida mejor, invirtió en un proyecto, pero terminó siendo estafado y perdiendo todo.Le dijo a Estrella que sabía que, aunque pagara las deudas, igual iría a prisión. Pero no quería que su esposa e hija fueran perseguidas por los acreedores, quería darles un futuro tranquilo. Después de escucharlo, Estrella sintió emociones encontradas. Las voces de los policías y negociadores de afuera no cesaban. Las emociones descontroladas del secuestrador también se fueron calmando gradualmente, él dijo:—Resulta que la vida de los ricos tampoco es tan feliz, si no fuera por mí, hoy ya estarías muerta. Yo solo perdí dinero, pero tú... podrías haber perdido la vida.El secuestrador miró la hora, se dio cuenta de que había pasado mucho tiempo, y al mirarla su expresión mostró cierta

En el reservado, Aureliano gesticulaba animadamente mientras hablaba con Fernando e Isabella.—¡Ya lo dije! ¿Cómo iba a tener tiempo hoy para venir a revolcarse con gigolos? ¡Resulta que ya no te prepara comida! Isabella, ya verás, ¡Rodrigo definitivamente no va a perdonar a esa ama de casa!Isabella estaba a punto de decir algo cuando la puerta del reservado se abrió. Rodrigo entró sin expresión. Siempre controlaba sus emociones y normalmente no se podía leer nada en su cara. Sin embargo, no sabía por qué, Isabella sintió que Rodrigo estaba de mal humor y dijo suavemente:—Rodrigo, ¿la señorita Mendoza ya se calmó? ¿Ya regresó a cuidar a Mateo?Rodrigo apretó sus labios delgados.—No.Isabella abrió los ojos con incredulidad.—¿La señorita Mendoza ni siquiera va a cuidar a Mateo?Se mordió el labio, como si hubiera tomado una decisión, y le dijo a Rodrigo:—Rodrigo, entonces... ¿qué tal si voy a disculparme con la señorita Mendoza? Mateo aún es pequeño, no puede estar sin el cuidado d

El hombre tenía una figura esbelta y elegante, facciones tan hermosas y definidas como una escultura, unos ojos cautivadores y entre sus cejas había un aire desenfadado y travieso.—Erik, te portaste mal otra vez. —La voz del hombre era profunda y magnética, muy agradable de escuchar.Sin embargo, el niño tembló ligeramente y se acurrucó en los brazos de Estrella. Al ver esto, Estrella puso al niño detrás de ella y preguntó: —Señor, ¿qué parentesco tiene con el niño?El hombre pareció notar a Estrella recién entonces, arqueó ligeramente sus cejas.—¿Qué parentesco tengo con él? Naturalmente soy su padre.Estrella lo miró con desconfianza. —¿Está seguro?Los labios delgados del hombre se curvaron en un arco malicioso y despreocupado.—Si no, llamemos a la policía y que ellos investiguen.—Está bien —Estrella sacó su teléfono, dispuesta a llamar a la policía.El niño a su lado tiró suavemente de su manga. —No hace falta llamar a la policía, él... es mi papá.Estrella miró al niño, lue

Andrés retiró la mirada. —No, solo que no esperaba que la señorita Mendoza fuera tan considerada con Erik.Estrella sonrió ligeramente.—Creo que, si el señor Sánchez le ofreciera cien mil dólares a cualquier persona, esta sería considerada.Carmen secundó desde un lado.—Exacto, el señor Sánchez no necesita ofrecerme cien mil dólares, con diez mil dólares trataría a Erik como un príncipe.Andrés se rio suavemente, sus hermosos ojos se volvieron aún más brillantes.—Bien, después haré que alguien envíe toda la información sobre Erik a la señorita Mendoza. —Miró a Erik—. Antes de irme, quiero decirle unas palabras a mi hijo.Estrella dijo consideradamente:—Voy a esperar a Erik abajo.Dicho esto, se llevó a Carmen del cuarto y cerró la puerta cuidadosamente. Después de que Estrella se fuera, Andrés arqueó las cejas.—¿Estás seguro de que es ella?Erik cambió completamente su actitud anterior y dijo: —Sí, es ella, quiero que sea mi mamá.Andrés se tocó la barbilla. —Si fuera cualquier