—Rodrigo, ¿no te parece que estás siendo muy precipitado condenándome solo por lo que dijeron unos cuantos peatones?Aunque Rodrigo ya no actuaba como antes, creyéndole todo a Isabella sin hacer preguntas, sí había hecho algunas investigaciones.Pero todo lo que había investigado era justo lo que Isabella quería que descubriera.—Estrella, ¿a qué te refieres exactamente?Ella le clavó la mirada a esa cara guapa y seria, diciéndole palabra por palabra:—A lo que me refiero es que yo no choqué a nadie, no le voy a pedir disculpas a Isabella, y ella debería disculparse conmigo.La mirada de Rodrigo se fue poniendo más fría.—Estrella, es nada más una disculpa, ¿tan difícil es?—Una disculpa, claro que no es difícil, pero tendría que ser porque cometí un error —la voz de Estrella sonó cortante—. No hice nada malo, ¿por qué me voy a disculpar?El hombre puso cara de pocos amigos.—No importa si fue a propósito o no, chocaste a alguien, una disculpa está bien.—Tienes razón, pero como ya te
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