En cada reunión familiar, ella era la que más se mataba trabajando. Andaba de aquí para allá, sirviéndole bebidas a todos, la trataban peor que a una empleada doméstica. Pero, aunque fuera tan sumisa y obediente, Dolores seguía muy molesta con ella. Sin importar lo que dijera, ella no podía contradecir ni protestar, porque si no la iban a tildar de grosera y malcriada.Antes, Estrella siempre había pensado que Dolores era una persona mayor, la madre de Rodrigo. Tenía que ceder y no crear problemas para Rodrigo. Pero ahora, cuando ya ni siquiera quería a su propio hijo, ¿cómo podría seguir aguantando a Dolores?—No voy a volver. —Estrella ya no fue cuidadosa como antes, midiendo cada palabra por mucho tiempo, con miedo de decir algo malo que molestara a Dolores.Respondió con frialdad:—Y, por favor, échenme de la familia lo más pronto posible. Ser nuera de los Herrera me da pena.Dicho esto, sin esperar respuesta, Estrella colgó el teléfono. Del otro lado, Dolores se quedó viendo el te
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