Aitana fue a llenar la jarra de agua.Cuando abrió la llave, no salió nada. Giró un poco más y, de repente, un chorro de agua hirviendo salió disparado.—¡Ah!Sintió en el dorso de la mano el dolor de una quemadura. Se quedó inmóvil un par de segundos, con los dedos temblando.De pronto, por detrás, una mano se apoyó con sumo cuidado sobre la suya.Aitana giró la cara y vio a Octavio. Por instinto, quiso retirar la mano, pero él murmuró en voz baja:—No te muevas.En el baño, Octavio llevó de la mano a Aitana bajo el chorro de agua para enfriar la quemadura. El lugar estaba en completo silencio, solo se oía el ruido constante del agua.Aitana intentó varias veces apartar la mano, pero Octavio no la dejaba zafarse, agarrándola suave pero firmemente.Es más, cuanto más intentaba soltarse, más fuerte él la sujetaba.Octavio podía parecer un hombre seco y distante, pero ella sabía, desde hacía diez años, que debajo de esa imagen impenetrable había rebeldía.Lo descubrió la primera vez que
Baca selengkapnya