—No te preocupes, voy a participar —dijo Soraya con firmeza.—¿Y ya le contaste esto al profesor Alonso? —preguntó Zulma.—Es un asunto de mi familia, no quiero hablarle de esto. Cuando él regrese, justo habré terminado mi permiso.Soraya giró un poco y, a través del vidrio del balcón, vio a Bruno en la cama, con Lucinda insistiendo para que comiera algo. Él, con la pierna rota, estaba más irritable que nunca, negándose con manotazos.Mientras más tiempo pasaba con Ezequiel, más miedo le daba revelarle cómo era su familia.Comparada con él, ya se sentía inferior y, para colmo, tenía una familia tan caótica que siempre la arrastraba.—Entonces cuídate, ¿sí? No te esfuerces demasiado. Recuerda que estás embarazada —le dijo Zulma.Soraya sonrió suavemente y contestó:—Lo sé, gracias.Colgó y, justo cuando iba a entrar, recibió un mensaje de Ezequiel en WhatsApp.Ezequiel: “¿Qué cenaste?”Una simple pregunta, pero le calentó el corazón. Al menos, había alguien pendiente de si comía o no.S
Read more