Dark Dark No Mi

Tras la quiebra de mi familia, mi prometido, Javier Martínez, rompió el compromiso sin titubear y eligió a Lucía Giménez. Fue Pablo Romero quien saldó mis deudas, se hizo cargo del funeral de mi padre y me sacó del incendio en el que se había convertido mi vida. Durante los siguientes tres años, se quedó a mi lado. Justo cuando creí haber encontrado la redención, en la víspera de nuestra boda lo escuché conversar con su mejor amigo: —¿De verdad piensas casarte con Daniela? ¿No te da miedo que algún día se entere de que la muerte de su padre y la ruina de su familia fueron cosa tuya? —Lucía ya se casó con Javier. Me caso con Daniela y ya. Y si algún día lo descubre, ¿ qué? Yo pagué sus deudas, yo enterré a su padre. Con eso ya cumplí con ella. Ahí entendí que Pablo también me había mentido. De principio a fin, la única que se lo había creído todo había sido yo.

WARNING: This book is for mature readers only. Content is dark, strongly 18+, Readers Discretion is adviced. "Four months, babe. And I'm promising you the best life..." The nerve of him to call me 'babe' on our first date. This man is damn straightforward. "Best sex, I'd make your fantasies come true." He brought his hand to be exposed thigh. "Ohh yeah?" He nodded. "You're catching up quickly. So, what do you say, babe? Let's get on with the contract." I wiped my mouth with the napkin on the table, standing up slowly. "I'm sorry to burst your bubble, Mr Whatever Your Name Is. I'm not a whore. Go find yourself one to fulfill what ever sick fantasies you have in your brain." "Wait..." "Don't touch me. I'm done with this conversation." **************** Evelyn's four months vacation turns into a four months contract no strings relationship with a wealthy billionaire, Killian. As their relationship progresses, Evelyn slowly falls in love with Killian. Killian on the other hand feels his guarded heart melting away by Evelyn's genuine affection. But, what then happens when their no strings relationship ends with their hearts still yearning for each other?

Tomé una bala por mi novio, Leo. Cuando desperté, decidí jugar un pequeño juego. Le dije que tenía amnesia. Quería ver qué haría. En lugar de preocuparse, vi un brillo de emoción en sus ojos. Acto seguido, introdujo a su primo, Dante, el líder de la familia. —Él es tu prometido, Dante. Llevan dos años comprometidos. Dante, el hombre que supuestamente me odiaba, ahora me miraba como si fuera su razón de vivir. —Sí —dijo—. Soy tu prometido. Bien. Seguiría el juego. Necesitaba saber qué tramaba Leo. Esa noche lo vi por las grabaciones de seguridad en la mansión de Dante. Leo, en la cama con otra mujer, la besaba como si se estuviera muriendo de hambre. Se movía dentro de ella. Y hablaba mal de mí. —Que mi primo cuide a Bella un tiempo. Es tan pesada. Tú eres lo que realmente necesito, Scarlett. Mi corazón se hizo pedazos. Me había pasado a otro hombre. Solo para poder follar con libertad. Bien. Si era un juego, dos podían jugar. Conseguiría un nuevo prometido. Me puse el vestido de novia. Besé a Dante... un beso profundo, devorador, justo delante de Leo. Y entonces, por fin, él estalló. Enloqueció. Me dijo que se había equivocado y me suplicó que volviera con él.

Cumplía años y mi esposo, Don Damián, me regaló el collar de perlas de su difunta esposa. Me lo puse para la cena. Mi hijastro, León, enfurecido, me arrojó vino tinto encima. Fui el hazmerreír de toda la fiesta. —¡Maldita! —me dijo entre dientes—. ¿Acaso crees que por ponerte las joyas de mi mamá vas a poder reemplazarla? Me clavó una mirada gélida. Y luego gritó: —¡Lárgate de mi casa! Pero su madre murió cuando él era un bebé. Fui yo quien lo crio. Alguien le metió cizaña. Le dijeron que yo había matado a su madre. Ahora cree que soy una víbora que engatusó a su padre. ¿Y su padre? ¿Mi esposo? Él nunca me vio realmente. Solo veía el fantasma de Cristal. No se me rompió el corazón… ¡se hizo añicos! No me amaron. Ni siquiera me tomaron en cuenta. Así que me fui. Entonces, ¿por qué, cuando por fin me había ido, volvieron de rodillas, suplicándome que volviera?

This is the completed 1st book. Ellie is the top female warrior of her pack and a tomboy. She also happens to be the most beautiful she-wolf with golden blonde hair and emerald green eyes. When she has more than wolf fighting to claim her as his, will she listen to her heart, the mate bond, or her head? One thing is for sure. Ellie belongs to no one. Book 2 The Rogue's Winter Revenge is also a complete book and can be found on Good Novel!

Zara Queen lives her life in bold colors. She dances for a living—literally—as one of the top performers at Club Mirage. Fierce, flirty, and unapologetically herself, she’s used to being wanted… but never truly seen. When her apartment floods, she ends up crashing with Liam Carter, a grumpy, emotionally closed-off single dad who thinks Zara is the human equivalent of chaos. He wants silence. She lives out loud. "You don’t belong in my world, Zara." “Then why do you keep looking at me like I’m the only thing keeping you alive?" Their roommate agreement had one rule: no touching. But rules were made to be broken, especially when sparks start flying and hearts start healing. "You strip for strangers, but the way you look at me... it’s like I’m the only one who’s ever seen you." As the lines blur between comfort and desire, Liam and Zara must ask themselves: can love grow in the space between damage and desire?

When my mother went into kidney failure and needed a transplant, it was Pauline Maynard—on the brink of death herself—who gave my mom a second chance at life. Just before Pauline passed, she gripped my hand tightly and whispered her final words. "Summer, Ricky is my only son. He's rebellious… and fragile. Please, take care of him. Just three years, please?" I gave her my word. Then I moved into their home and gave Ricky everything he needed—love, comfort, a sense of safety. For three years, I stayed true to that promise. By the third year, Ricky had transformed. No longer the wayward boy he once was, he rose to become the Mafia Don Ricky Lenza. And I was carrying his child. As I busied myself with wedding plans, I overheard something I was never meant to hear—his voice, low and mocking, as he wrapped another woman in his arms. "Summer? She's just pretending to love me for the sake of my mother's inheritance and a stupid deal. A gold digger like her dreams of marrying me? What a joke." A sharp pain pierced my chest, like thorns stabbing deep beneath the skin. On the way to a prenatal checkup, we were hit in a crash. My baby didn't make it. And my mother, sitting in the passenger seat, shielded me with her life. When I woke up, I stared blankly at the date on my phone. Three days left. That would've marked the end of the three-year promise. I realized then—I'd paid my debt to Pauline in full. It was time for me to go.

Llevaba seis años casada en secreto con mi esposo, Mateo Díaz, el CEO de la empresa. Pero en todo ese tiempo, él nunca permitió que nuestro hijo lo llamara "papá". La gota que derramó el vaso fue cuando, una vez más, faltó al cumpleaños de nuestro hijo por con su secretaria, Silvia Vega. Finalmente, saqué el acuerdo de divorcio que llevaba tiempo preparando y me fui para siempre con mi hijo. Aquel hombre siempre tan sereno perdió el control por completo, irrumpiendo en la oficina como un loco para preguntar por mi paradero. Pero esta vez, mi hijo y yo ya no miraríamos atrás.

Antes de la boda, la mujer que había sido el gran amor de su vida fue obligada a casarse con un famoso "mujeriego"para proteger a su familia. Mi prometido Arturo, incapaz de verla sufrir, fue a interrumpir la ceremonia. Ese mismo día, frente a todos, obtuvieron el certificado de matrimonio. Toda la ciudad de Marseah esperaba con ansias el escándalo entre mi familia y los Gómez. Pero al día siguiente, el único hijo de los Gómez apareció en la entrada de mi empresa, conduciendo su Bugatti con descaro: —Tu prometido se llevó a la mujer con la que iba a casarme. Quiero que pagues esa deuda casándote conmigo, es justo, ¿no? Al mirar su melena roja y desafiante, sonreí con calma: —Sí, muy justo.

En medio de la fiesta de compromiso, cuando la torre de champán ya iba por la mitad, el celular de Marcos Harrison sonó. Me miró fijo y soltó, serio: —Tengo que irme. Lilia se desmayó en el aeropuerto. —Si te vas, lo nuestro se acaba —le respondí con firmeza. De todos modos, se fue... justo frente a doscientas personas. Cargó a Lilia Harrison en brazos —llevaba el abrigo que yo le había regalado— y se fue en mi auto. Al día siguiente recibí un correo: "Lilia se mudará a mi departamento. Me necesita. Ojalá lo entiendas. Cuando se recupere, tú y yo nos casamos. Confía en mí." Me quedé mirando la pantalla y, sin darme cuenta, solté una carcajada. Al final, no era a "quien lo amaba" a quien quería, sino a "quien lo necesitaba". Y yo, por ser tan autosuficiente, no le servía. Esa noche busqué un número en la agenda: el de alguien a quien jamás tomé en serio, pero que me había esperado por veintitrés años. Llamé. —Mañana a las siete, en el restaurante frente al mar.