Exesposa Mimada: Papá, Mamá Se Escapó Otra Vez

Thrown out of her father's house by her Father after getting pregnant for the Most Popular Billionaire in Canada - Ethan Desjardins , Tatiana Campbell is left alone in this harsh world to figure out her life and that of her new baby after being rejected by her baby daddy .

The wealthy Governor is in a fix when the wealthiest business family in the town asks his youngest daughter’s hand in marriage to their oldest heir in order to even their past betrayals and settle down their generation old enmity into an alliance. With both the families having their own secrets to hide, will this alliance be fruitful or will the first meeting of the billionaire heir and the Governor’s daughter turn things upside down? A story where Opposites Repel. ____ "Dream on, Mr Kayden Knight. I will never be your bride." Eleanor said through gritted teeth. "We are two headstrong people, Eleanor Watson. We will have enough time to clash after our marriage. So, stop creating problems now and smile for the cameras to give them their desired headline." Kayden Knight gives a gentle squeeze to her shoulder and continues smirking at the photographers. Eleanor gives him a wary glance and does as told.

After being forced to marry a man she didn’t know to save her father’s business, Cassandra thought her life would change. But it didn’t. The marriage was married on paper that meaning nothing. After she married, she was still allowed to continue living as she wished. A year after her marriage, Cassie applied for a job at a big company that brought many changes to her life. That was when she discovered that her boss was a cold-blooded mafia who killed with his bare hands—the worst man she had ever met. Their first encounter happened when she accidentally walked into her boss’s room and caught him having sex with a woman. And to her shock, her boss turned out to be her husband—the man who hadn’t shown up on their wedding day. *** “Cassandra Ainsley Floyd?” Chris repeated the name, then looked up to see the woman standing in front of his desk. “Yes, Sir." “Are you married?” The question slipped freely from his lips as he waited for an answer. “No, Sir. I’m not married.” Her answer broke the silence between them. “Alright, you’re hired, Miss Floyd. Starting tomorrow, you’ll work as my secretary. Come in tomorrow morning, and my personal assistant will show you what you need to do.” As soon as Cassandra walked out of his office, Chris called his trusted person impatiently. “Yes, Christ?” “Do you still have my wife’s information? I’ve forgotten her name, but as long I remember, her last name is Floyd, isn’t she? I think she just applied for a job at my company without knowing I’m her husband. Interestingly, it seems she has a special relationship with my cousin.”

Si Kleer Ronnilaine Cruz, dating anak ng kasambahay sa pamilya Lyverigo ay may lihim na pagtingin kay Arrex Jhames Lyverigo, ang tagapagmana ng pamilya. Nang mapilitan silang magpakasal, biglang nagdesisyon si Arrex na makipag-divorce pagkaraan ng dalawang taon. Ang hindi niya alam, buntis si Kleer sa kanilang anak. Nang malaman ni Kleer ang tunay na yaman ng kanyang pamilya, nagpasya siyang lumipad patungong New York kasama ang kanilang anak para itago ito kay Arrex. Limang taon ang lumipas, bumalik si Kleer sa Pilipinas at muling nagkrus ang landas nila ni Arrex—ibang iba na ito, mayaman na at may kasamang anak. Sa pagbabalik ni Kleer, magbubukas ang bagong mga lihim at pagsubok. Ipapaalam na kaya niya kay Arrex ang katotohanan tungkol sa kanilang anak, o mananatiling sekreto ito magpakailanman?

Después de que la ex de mi esposo me empujara, tuve complicaciones graves al dar a luz a nuestro segundo hijo y morí en la esquina de la escalera del hospital de los Hesselink. Antes de morir, mi hijo de seis años lloró sin parar, rogándole a su papá, Marc Hesselink, que me ayudara. La primera vez, él solo se burló: —Tu mamá se volvió más inteligente… ahora usa al niño para hacerse la víctima y engañar a todos. Después de eso, le soltó la mano a nuestro hijo y se fue como si nada. La segunda vez, nuestro hijo le dijo que no paraba de sangrar. Marc se fastidió: —Qué llorona. Solo es un aborto, no es para tanto. Siempre tan dramática. Luego sacó al niño de la habitación y le ordenó al médico que nadie se acercara a ayudarme. —Es culpa mía por mimarla tanto. Si no la dejo sufrir un poco, nunca va a aprender. La última vez, nuestro hijo se arrodilló frente a Angie Pavard y le rogó con desesperación. Marc estalló de furia y mandó a sus guardias a maltratar a nuestro hijo. Lleno de heridas, lo arrastraron fuera de la habitación, dejándolo ahí tirado para que se burlaran de él. —Si vuelves a molestar a Angie mientras se recupera, saco a tu mamá de la familia Hesselink y no la vas a ver nunca más. Aun así, nuestro hijo arrastró su cuerpecito de regreso hasta donde yo estaba, dejando una línea de sangre tras de sí. Esta vez, como él quería, tanto mi hijo como yo terminamos muertos. Y ya no vamos a volver a verte nunca... nunca más.

El día que papá asistió a una fiesta con su ex y se volvió tendencia, todos se burlaban de mi mamá. Decían que había dejado atrás una gran carrera para entrar en una familia rica, pero después de treinta años seguía sin nombre ni lugar, sin siquiera el valor de reclamarle a la amante. Después de tanto llorar, mamá me miró cansada. —Él me falló primero, así que yo tampoco lo quiero. —Amanda, ¿te vas conmigo? Justo entonces sonó mi celular. Era un mensaje de mi novio de siete años: "Amanda, solo es un acta de matrimonio. ¿No podemos seguir como novios?" Guardé silencio unos segundos antes de asentir. Así fue que, el mismo día de su boda, mamá y yo desaparecimos entre las llamas de la mansión.

Mi hermana, María Sánchez, que siempre despreciaba la escuela, de pronto quiso presentar el examen para la universidad y les pidió a mis papás que me casaran con el hijo de un alto mando militar; a cambio, el general pondría el dinero para su carrera, un “apoyo” disfrazado de arreglo. Entonces supe que ella también había renacido. En la vida pasada, a María los libros le daban flojera: salió de la prepa y se casó con el hijo del comandante de zona, con un arreglo generoso de por medio. Luego a Bruno lo cambiaron a la frontera norte, a una Zona Militar pegada a nogales; a ella le repugnó el entorno y se negó a irse con la tropa. Yo, en cambio, terminé la universidad a puro trabajo y ahorro, entré a una dependencia pública con plaza base y me volví, por fin, capitalina de verdad. Ya metida en la vida castrense, María empezó a cobrar mordidas usando el nombre del suegro general. Lo metió en broncas con los de arriba; la Contraloría de la Militar lo bajó de puesto sin miramientos y, al final, la suegra la corrió de la casa. Tras el divorcio, la engancharon con una “asesoría” para invertir en la Bolsa de Valores; vino el desplome y quemó los ahorros de jubilación de mis papás. Sin salida, se me pegó y, cuchillo en mano, me obligó a entregarle mis ahorros y mi casa “para levantarse otra vez”. En el jaloneo me dio doce puñaladas. Me desangré. Cuando abrí los ojos otra vez, estaba de vuelta al principio: mi hermana les pedía a mis papás que me casaran con Bruno. Yo acepté encantada y me di de baja de la prepa de inmediato.

El día de mi boda, de repente, mis papás trajeron a mi novio a la casa y dijeron que la boda iba a tener otra novia: —Tu hermana tiene una enfermedad terminal, su único deseo es casarse con Iván. —Tú eres su hermana menor, sé buena y ayuda a tu hermana. —No te apresures —intervino también mi novio—, es nomás una ceremonia. Después de que ella se muera, nosotros todavía podemos casarnos. Yo no estuve de acuerdo, así que mis papás me amarraron. —Te soltaremos, después de que se acabe la boda. Pero, poco después de que se fueron, un ladrón que se metió a la casa me mató de forma brutal. Cuando por fin se acordaron de mí, solo encontraron mi cuerpo ya en estado de descomposición.

El día de mi boda, mi hermana menor regresó al país de improviso. Mis papás, mi hermano y mi prometido me dejaron sola y se fueron al aeropuerto a recibirla. Mientras ella subía a sus redes una foto grupal, presumiendo que todo mundo la adoraba, yo marqué una y otra vez: me colgaron todas las llamadas. El único que contestó fue mi prometido: —No hagas un drama; la boda se puede volver a celebrar. Ese día me convirtieron en el hazmerreír de la boda que tanto había esperado. La gente señalaba, se burlaba, y yo tragué en seco. Respiré hondo, arreglé todo yo sola y, en mi diario, escribí un número nuevo: 99. Era la decepción número noventa y nueve. Entendí que no iba a seguir esperando su amor. Completé la solicitud para estudiar en el extranjero y empaqué mi maleta. Todos creyeron que, por fin, me había calmado. No sabían que ya me iba.

Cuando llegó el momento de intercambiar los anillos en la boda, mi prometido apenas podía pronunciar el «sí, quiero». Todo porque un antiguo amor había publicado que volvía a estar soltera justo una hora antes. La foto que acompañaba el anuncio era la de un boleto de avión. Su llegada estaba prevista para dentro de una hora. De pronto, mi hermano se adelantó y, sin más, anunció frente a todos que la boda se pospondría. Los dos, bien organizados, me dejaron plantada ahí, en medio de todas las miradas, convirtiéndome en la burla de todos. Yo me mantuve tranquila, mientras veía cómo la exnovia de mi prometido actualizaba su Instagram. En la foto aparecían mi hermano y él, junto a ella, dándole todo lo que se suponía que era para mí. Sonreí con tristeza, respiré hondo, y marqué el número de mis verdaderos padres. —Papá, mamá —dije—, estoy lista para volver a casa… y aceptar el compromiso con la familia Moulin.