El Velo de la Venganza
El todopoderoso del círculo de élite en la capital, Leonardo Cruz, iba a casarse con mi hermana Valeria.
Todo el mundo decía que era un pervertido impotente, y que casarse con él era condenarse a una vida de sufrimiento.
Valeria lloraba desconsolada, como una actriz de telenovela. Yo la llevé aparte y le susurré:
—Me casaré en tu lugar, pero tú tienes que ir al pueblo y cuidar la caja fuerte bajo la tumba de mamá. No puedes tocarla en tres años.
Ella creyó que estaba llena de una herencia millonaria, así que aceptó encantada.
Mientras miraba su rostro codicioso, no pude evitar soltar una risa fría por dentro:
"Querida hermana, cuídala bien. Quiero ver si de verdad puedes sostener toda esta fortuna que estás a punto de recibir."