Él me engaña, yo muero en silencio
En el año en que mi novio, Nelson Castro, estaba más a la miseria, sin un peso, lo dejé.
Después, se convirtió en el gran boss de la mafia y puso a trabajar a medio mundo, con sus métodos más bajos, para obligarme a casarme con él.
La gente cuchicheaba que yo era su primer amor, su obsesión, la mujer que de verdad le importaba.
Pero luego, se paseaba con una mujer distinta cada noche, y yo terminé siendo el hazmerreír de todos.
A pesar de la humillación, nunca hice un escándalo. Me encerraba en mi cuarto, en silencio, para no interferir con sus asuntos.
Una noche, fuera de sí, Nelson me besó con furia y me preguntó casi en un susurro: 
—¿No tienes celos?
Pero en realidad... lo que él no sabía era que yo estaba enferma.
Él podía comprar al mundo entero con su dinero, usar la violencia, las amenazas y lo que fuera, podía forzar este matrimonio y acostarse cada noche con las mujeres que quisiera.
Pero no tenía ni idea de que a mi vida solo le quedaban siete días.