Sobrevivir al apocalipsis con mi esposo bestia
En mi vida pasada, mi hermana Marina y yo dimos con dos huevos misteriosos y los pusimos a salvo.
Del suyo nació una serpiente de hielo, y del mío un fénix envuelto en llamas.
Marina me arrebató el fénix que yo había criado con tanto cariño, pero nunca pensó que acabaríamos viviendo un apocalipsis de calor extremo.
Ella se murió asfixiada por el calor y, en su último aliento, logró persuadir a Iván, mi esposo —la serpiente de hielo— para que me estrangulara.
Pero nadie imaginó que volveríamos al mismo día en que esos dos huevos empezaban a romperse.
Esta vez, Marina se quedó con Iván.
Creía que, con él a su lado, podría salir adelante sin problema en ese infierno de calor, confiando en su poder helado.
Pero lo que no sabía era que, para mantener su fuerza, esa serpiente necesitaba alimentarse de sangre fresca todos los días.