Trent Total Drama Island

En la noche de Navidad, mis padres seguían trabajando afuera, dejándome sola otra vez en casa. Pensando en que así había sido durante veinte años, ya no quería pasar sola y fría otra Navidad, así que tomé una torta navideña y fui a buscarlos. Para mi sorpresa, aquellos mismos padres que siempre decían que trabajaban sin descanso, bajaron de un carro de lujo, abrazando a un chico de mi edad, riéndose y charlando como si nada, camino a un restaurante carísimo. —Papá, mamá, ¿están seguros de que no pasa nada dejando a Estelita solita en casa? Mi mamá respondió sin darle importancia: —No importa, ya está acostumbrada. Mi papá, como si nada, dijo: —Ella no puede compararse contigo, tú eres nuestro tesoro. Me di la vuelta y me fui. Me estaban mintiendo diciendo que estaban pobres, esta vez no quiero su compañía ni un poco.

Mis padres tenían miedo de que yo usara la identidad de hija de ricos para fastidiar a otros. Así que me mandaron al rancho, adoptaron a la niña de esa familia y la trajeron a la ciudad para educarla. En el rancho todos los días me levantaba a las cuatro a dar de comer a los puercos, caminaba tres horas para estudiar, y casi me muero al enfermarme por no comer bien. Por treinta dólares de colegiatura, llamé por primera vez a su teléfono, pero me acusaron de gastar dinero a lo tonto. Pero, de inmediato, para que mi hermana menor escogiera escuela, donaron un edificio. Cuando con esfuerzo entré a la preparatoria a la que ella iba, obtuve un lugar de honor. Pero mis padres me pidieron que se lo diera a mi hermana menor, y me regañaron con furia: —De verdad que eres una maldita, le robaste las cosas a tu hermana menor, y, por tu culpa, no puede estar tranquila. Estás en deuda con ella de por vida. Con su identidad, renunciaron a mi lugar de honor, y dejaron que mi hermana menor cumpliera su deseo. Incluso, para su futuro le dieron a ella las acciones de la compañía y la casa. Toda la familia se estaba preparando para salir del país juntos. Viendo todo esto, ya no me sentía triste, por lo que, tranquila, me limité a empacar mi maleta, dejé aquella casa que no me pertenecía.

Después de dieciocho años perdida, mis padres multimillonarios finalmente me encontraron. Pero en el instante de nuestro reencuentro, la hija falsa cayó al suelo, llorando con lágrimas como perlas: —Adiós, mamá, adiós, papá. Gracias por todo vuestro amor. Ahora que ella ha vuelto… este hogar ya no me necesita. Mis padres, con el corazón destrozado, la abrazaron al unísono: —¡Cariño, no digas tonterías! ¡Tú eres y siempre serás nuestra única hija de verdad! Incluso mi prometido le declaró su amor frente a todos: —Da igual quién seas. Mi corazón solo te pertenece a ti. Mientras ellos giraban obsesivamente en torno a la impostora, yo agonizaba en una cama de hospital tras un brutal accidente. ¿La razón de su ausencia? Estaban ocupados celebrando el cumpleaños del perro de ella. Así que empaqueté mis sueños y acepté la oferta de la Agencia Espacial. Sin una palabra a nadie, me sumergí en un proyecto confidencial de cinco años: la investigación pionera de satélites artificiales. Pero he aquí la ironía: apenas me fui, toda la familia enloqueció. Recorrieron el país como locos, desesperados por encontrar el más mínimo rastro de la hija que una vez despreciaron.

Mi esposo era alabado por mis amigos como un amor perfecto. Todos decían que me amaba locamente, que me trataba como una princesa. Hasta que fui a mi chequeo de embarazo. Mi prima Aurora, antes de suicidarse, le hizo una llamada de despedida. Sin dudarlo, me abandonó, que embarazada de seis meses y salió corriendo despavorido. Mi madre quería que fuera comprensiva y que "prestara" a mi esposo a Aurora con depresión. Mi hermano también me regañó: —Que sigas en esta familia se lo debes a ella. ¡Lo que ella pida, se lo das! Me pareció absurdamente ridículo. ¿Acaso yo no era la familia de ustedes? Ella solo era una intrusa que se adueñó de lo ajeno. Pero cuando por fin decidí renunciar a todos ustedes, ¿por qué se arrepintieron?

Mi hermano menor y yo sufrimos un accidente. A mí se me reventó el corazón y necesitaba cirugía urgente. Pero mi mamá, que fue la directora del hospital, reunió a todos los doctores en la habitación de mi hermano para hacerle un chequeo completo, a pesar de que solo tenía rasguños menores. Le supliqué a mi mamá que me salvara, pero ella, con fastidio, me gritó: —¿No puedes dejar de competir por atención por una vez? ¡¿Acaso no entiendes que tu hermano casi se lesiona el hueso?! Al final, morí solo, en un rincón donde nadie me encontró. Pero cuando se enteró de mi muerte, mi mamá, quien más me odiaba, enloqueció.

My father, the Beta of our pack, had sworn our bloodline to serve the Alpha King, Andrew Amadeus. By tradition, I was destined to be his mate. The night before our mating ceremony, I risked everything to save my stepsister, Emma Hughes, crossing into rogue territory—Wild Nest. I fought fiercely but was overpowered. At the ceremony, a cursed projection stone revealed my assault by the rogues. The pack recoiled in disgust. Andrew, seething with rage, rejected me and marked Emma instead, making her Luna Queen. To them, I was a disgrace, unworthy of an Alpha’s mark. As they called for my exile, Andrew’s younger brother, Anthony Amadeus, stepped forward. "Sophia Hughes, I have loved you in silence. By the name of the moon, I vow to be your mate for eternity." His words saved me. A year later, the healer told me I could finally carry a pup. Overjoyed, I rushed to find Anthony—only to overhear a chilling conversation. "Anthony, we helped the rogues infiltrate, lured Sophia to Wild Nest, and spread the video. She trusts you now… did we make a mistake?" He sighed. "For Emma to become Queen, Sophia had to be sacrificed. But it doesn’t matter—I’ll spend my life making it up to her." Betrayal cut deeper than any wound. My suffering had been planned. But if they thought I was broken, they had underestimated me. I would carve my own fate—with claws bared.

Aku dan Andrew, pacarku yang seorang dokter bedah sudah berpacaran selama tujuh tahun. Kami bahkan pernah mengadakan 66 kali pernikahan, tapi setiap kali Andrew selalu membatalkannya karena Selena. Pertama kali, Selena salah menyuntikkan obat ke pasien. Andrew menyuruhku menunggunya dan aku pun menunggunya seharian penuh. Kedua kalinya, Selena terpeleset saat mandi. Saat itu kami sudah siap bertukar cincin, tapi Andrew langsung pergi tanpa berpikir panjang, meninggalkanku begitu saja di depan para tamu yang menertawakanku. Begitulah seterusnya. Aku terus mengadakan 65 kali pernikahan dan setiap kali Selena selalu punya alasan untuk memanggil Andrew pergi. Di pernikahan ke-65, Selena bilang anjingnya sakit parah dan dia juga ingin bunuh diri dengan melompat dari gedung. Penyakit jantung ibuku sampai kambuh sangking marahnya, tapi tetap saja kami tak bisa menahan Andrew. Setelah itu, Andrew berlutut memohon agar keluargaku memaafkannya. Dia bilang dirinya hanya merasa kasihan pada Selena yang seorang yatim piatu dan akulah satu-satunya orang yang paling dia cintai. Aku memberinya kesempatan terakhir, tapi dia kembali mengecewakanku. Akhirnya, aku benar-benar menyerah. Aku memilih berpisah dengan Andrew dan bergabung dengan tim dokter lintas batas internasional. Mulai sekarang, kami pun tidak perlu bertemu lagi.

I've dated Andrew Carter, my surgeon boyfriend, for seven years. We plan 66 weddings, and he cancels every single one for Selena Merrick. The first time, Selena botched a patient's injection. "Wait for me," he said, and I waited the entire day. The second time, she slipped and fell in the shower. We were just about to exchange rings, but he ditched me at the altar without a second thought, leaving me to face the ridicule from the guests. For all 65 weddings I held, Selena always found an excuse to lure Andrew away. At the 65th wedding, she claimed her dog was dying and threatened to take her life. My mom collapsed from stress-induced angina, yet Andrew still ran to Selena. Afterward, he kneels and begs us for forgiveness. "Selena is just a pitiful orphan, but you're the one I'll always love," he declares. I give him one last chance, yet he never fails to disappoint me. That is it. I break up with Andrew and join Doctors without Borders. Goodbye. Let's never meet again.

My son, Jasper Cole, won the gold prize in an art competition. When I took off my apron and rushed to the award ceremony, I found that the painting titled 'Mother' was not of me but Maeve Leighton, my husband's secretary. Maeve pretended to be troubled as she told my son, "Your mom will be sad when she sees this painting." However, Jasper was unperturbed. "What does her sadness have to do with me? She's an ordinary-looking and incompetent housewife, always nagging me about what I can and can’t do. She's too strict with me. It's annoying! Maeve, I wish you were my mother. My dad doesn't like my mom at all. He's only happy when he's with you. He's only with my mom because he feels obligated." My heart broke at that moment. Since he no longer wanted me as his mother, it was pointless for me to stay. I called my dad. "Dad, I want to go home. Can you pick me up?" My dad could not believe it. He answered after a long pause, "Of course. I'll come pick up my brilliant daughter in three days."

papa menjodohkanku dengan seorang pria yang usianya jauh lebih muda dariku. ya! aku menerimanya karena dia seorang dokter, tampan dan juga cerdas. namun ternyata, aku keliru. suamiku, memiliki banyak rahasia yang aku tak tahu.