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Capítulo 2

Author: Snail
Sin embargo, mi súplica no hizo que Mateo volviera. Antes de que su figura desapareciera, temblorosa, marqué su número.

Pero el hombre al otro lado de la línea solo dudó un instante. Al ver mi llamada, colgó sin más.

Esperé a que su silueta se desvaneciera por completo antes de recibir un mensaje glacial.

“Estoy acompañando a Estela a comprar ropa. Cuando hayas reflexionado sobre tu error, ven a disculparte con Estela.”

Apreté el teléfono con desesperación. Un dolor agudo me recorrió el vientre, haciéndome implorar ayuda.

—¡Ayuda! Por favor, ¡salven a mi bebé...!

Un líquido caliente fluyó entre mis piernas. El olor intenso de la sangre llenó mi corazón de un terror absoluto.

¡Este era el hijo que tanto había anhelado! ¡No podía perderlo!

—Señora, está perdiendo mucha sangre. ¡Voy a llamar a una ambulancia! —dijo un camarero de buen corazón y me ayudó a subir a la ambulancia.

Pero mi estado no era nada alentador.

—Está perdiendo demasiada sangre. Será muy difícil salvar al bebé, señora. Por favor, prepárese para lo peor. —me dijo el médico con pesar después de examinarme.

Luché contra el mareo y le supliqué al médico entre lágrimas:

—Doctor, mi bebé tiene tres meses. Ya está formado. Por favor, ¡tiene que salvarlo!

El médico reflexionó un momento antes de decir con dificultad:

—Si el Doctor Ace estuviera aquí, tal vez podríamos salvar a su bebé. Es el médico más prestigioso en obstetricia y ginecología. Pero es muy difícil contactarlo, a menos que conozca a alguien influyente que pueda interceder por usted.

Una chispa de esperanza se encendió en mi interior.

—Mi esposo es el jefe de la Mafia Pérez. ¿Podría ayudar?

El rostro del médico se iluminó con una sonrisa.

—¿El jefe Mateo Pérez? Por supuesto. Es un viejo amigo del director de nuestro hospital. Si él lo solicita, hay muchas posibilidades de que podamos salvar a su bebé.

Con manos temblorosas, tomé mi teléfono y volví a llamar a Mateo.

Después de unos segundos, finalmente me respondió.

—Clara, ¿ya has reflexionado? Ven a disculparte con Estela y lo olvidaremos. Estela dice que no hace falta que le pagues el vestido.

No pude perder tiempo discutiendo, pregunté con urgencia:

—Mateo, nuestro bebé está en problemas. ¿Podrías venir al hospital? Además, ¿conoces al Doctor Ace...?

Pero Mateo me interrumpió bruscamente.

—¡Basta, Clara! ¡Eres capaz de maldecir a tu propio hijo con tal de evitar la responsabilidad! ¿Qué clase de madre eres?

Intenté explicarme con voz débil:

—No es cierto. No te estoy mintiendo. Estoy en el hospital. Puedes venir a comprobarlo...

—Te veía bien hace un momento y ahora dices que estás en el hospital. ¡Inventa una excusa mejor! Clara, me has decepcionado mucho.

Mateo colgó el teléfono con frialdad.

Llorando, volví a marcar su número una y otra vez. Incluso le envié una foto de mi ropa manchada de sangre.

“De verdad estoy sufriendo un aborto. El médico dice que, si el Doctor Ace no interviene, mi bebé no sobrevivirá. ¡Por favor, ayúdame a contactar con el Doctor Ace!”

Pero mis mensajes cayeron en saco roto. No hubo respuesta.

La ambulancia llegó rápidamente al hospital. El médico, con pesar, me preguntó:

—¿Ha podido contactar con el jefe Pérez? El Doctor Ace acaba de terminar una operación. Si se pone en contacto con él, podría operarla de inmediato.

Aferré con fuerza la mano del médico.

—Mi esposo aún no ha llegado. ¿Podría ayudarme a contactar con el Doctor Ace primero? Se lo suplico. Mi esposo llegará en cualquier momento.

El bondadoso médico llamó al Doctor Ace y le explicó mi situación. Tras escuchar los detalles, el Doctor Ace accedió a examinarme de inmediato.
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