Capítulo I

Poco después de colgar la llamada, Juan regresó a casa apresuradamente.

Venía tan pronto que se había olvidado de traer las llaves, y golpeaba la puerta con urgencia.

-Alenita, ¡abre la puerta!

Reaccioné, y me acerqué a abrir la puerta.

Al abrir la puerta, me encontré con un ramo de rosas rojas ardientes, deslumbrantes hasta herir la vista.

Al entrar, él me arrojó las flores a los brazos, y dejó descuidadamente un regalo en la entrada.

Sabía que las rosas eran de segunda mano, pero la curiosidad me impulsó a ver si el regalo también lo era.

Al abrirlo, ¡efectivamente lo era! Hacía poco, Alejandra también lo había lucido en twitter.

Miré al hombre frente a mí, quien buscaba mis elogios pero intentaba ocultar el hecho de que ya no me amaba.

-¿Se los has dado a Alejandra antes? - pregunté directamente.

Pero él solo levantó las cejas y soltó el humo que me hizo toser al instante.

-Para ayudarme a cerrar un proyecto, Alejandra se emborrachó, alguien le drogó, y sin querer, fue violada por mi padre. Alenita, ¡ se lo debo a ella!

-Cuando mi familia falleció, tú no viniste, pero en ese momento más difícil, fue Alejandra quien me acompañaba.

Sonreí, pero a pesar de eso, las lágrimas brotaron de mis ojos. " Así fue."

"Pero Juan, no sabes que ese día yo sí fui. Estabas llorando, abrazado a ella."

-¿Y qué si se los he dado a ella? ¿Acaso no te los he dado a ti?

-Además, ahora ella es mi madrastra. En aquel momento su boda fue sencilla y humilde, ¿qué tiene de malo que se probara tu vestido de novia?

-¿Podrías dejar de ser tan mezquina? Incluso has enviado la captura de pantalla a mi padre. ¡Qué audacia tienes!

-¿Podrías dejar los pensamientos tenebrosos y retorcidos?

Juan me gritó escandalizado, quizás porque yo desgarré la fachada que ocultaba la vergüenza.

"Mezquina, teneborosa, retorcida...¿Así es cómo opina de mí?"

"De hecho, anteriormente él se preocupaba mucho por mí, sabía que yo era sensibe y detallista, así que siempre me trataba con dulzura."

"Sin embargo, ahora se me dirige sus palabras más crueles. "

Una sensación de desolación me envolvió por completo.

Permanecí en silencio un rato, sin llorar ni pelear, mirando tranquilamente hacia él, hacia la persona a la que yo había amado durante casi diez años.

***

Sin volver a mirarlo, me cambié de ropa, y salí con mi bolso.

Al día siguiente, me desperté en casa de mi mejor amiga.

Encendí mi móvil, y encontré que no había ni un mensaje.

Me quedé mirando el móvil, que no tenía ningún mensaje, durante mucho tiempo.

Recordaba que una vez, cuando mi móvil se quedó sin batería y no encontré una batería portátil.

Fui directamente a la casa de una amiga. Eran como las diez de la noche.

Enchufé el móvil, y al encenderlo, saltaron llamadas y mensajes numerosos.

Ni siquiera yo pude responder cuando Juan me llamó.

En cuanto contesté, preguntó con un tono urgente, -¿Dónde estás?

Se volvió loco de preocupación.

A partir de ese momento, nunca más salí de noche, y si lo hacía, siempre le avisaba.

"Juan, ¿yo debería alegrarme? Alegrarme de que, cuando no me amas, ni siquiera te cueste fingir. Es embarazoso mi autoengaño."

Volví a la casa donde había vivido durante muchos años, empaqué todas mis cosas y las organicé.

Por suerte, después de graduarme, aunque estaba en casa, siempre cocinaba, y publicaba los vídeos en redes sociales, ganando algunos seguidores y, recibiendo algunas ofertas de publicidad. Por eso, cuando quería irme, no me faltaba el dinero ni la seguridad.

Justo cuando yo terminaba de emparcar las cosas y preparaba para irme, descubrí que Juan había vuelto, sentado en el sofá, mirándome con fastidio.

-Alena, ¡deja de bromear! No hay nada entre Alejandra y yo.

-Además, vamos a casarnos pronto. ¿Por qué te escapas? Todos van a burlarnos.