Share

Capítulo 3

Author: Shirley
Cuando Ariadna se molestaba un poco, Fabián le pedía a su asistente que le comprara un diamante rosa y un ramo de flores. Sabía que a las mujeres había que consentirlas. Por lo que siempre que Ariadna se enojaba, eso era lo que hacía.

Pero esta vez fue distinto. No recibió un mensaje juguetón ni un intento de reconciliación de parte de Ariadna. Cuando le preguntó a su asistente cómo había reaccionado, solo obtuvo una respuesta indiferente. Antes de que pudiera pensar más en eso, una reunión en la empresa interrumpió todo.

Mientras tanto, Ariadna había entregado su solicitud a la universidad. Solo le faltaba la tesis para graduarse. Escribirla no era problema, solo debía sustentarla dentro del plazo establecido. Pero practicar el idioma extranjero mientras estudiaba se le estaba complicando.

Tras varios años de sordera, apenas estaba recuperando su capacidad para hablar, y su pronunciación era un desastre. Llamó a su mejor amiga, Irene Tapia. Una voz algo insegura le contestó:

—¿Hola? ¿Quién habla?

Ariadna dijo:

—No cambié de número. ¿No me tienes guardada?

Irene exclamó:

—¡Dios mío, amiga! ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me llamaste? ¡Y…! ¡¿Ya puedes oír?!

No había mucho que explicar por teléfono, así que quedaron de verse en una cafetería. Mientras esperaba a Irene, Fabián la llamó, nervioso.

—¿Cuánta azúcar morena le echo?

—¿Qué? —preguntó Ariadna, sorprendida.

Apenas iba a responder cuando escuchó la voz de Linda, la empleada.

—¡Fuego lento, fuego lento! ¡Así se va a quemar! Joven, mejor déjeme hacerlo…

—No hace falta. Yo puedo… Ariadna, ¿cuánto de azúcar morena? Lo hice dos veces y no me sabe igual… Además, Elisa tiene fiebre de 38 grados, está completamente inconsciente… Ni la medicina le hace efecto…

El caos que se escuchaba al otro lado le bastó para imaginarlo todo. Fabián, siempre tan serio y controlado, solo perdía la calma cuando se trataba de Elisa. Él jamás había pisado la cocina, a pesar de ser exigente y caprichoso con la comida.

Después de dejar sus estudios, Ariadna se dedicó por completo a cuidarlo. Desde su alimentación, ropa, salud… todo pasaba por sus manos. Incluso aprendió recetas saludables y remedios para hacer según sus necesidades. Y, sin embargo, la única que lo hizo entrar a la cocina… fue Elisa.

Ariadna recordó cuando acompañó a Fabián a esquiar. Ella también tuvo fiebre, llegó a 40 grados y estaba delirando. En ese entonces, él solo pensó que estaba exagerando. En un país extranjero, sin atención médica, tuvo que aguantar sola. Ahora Elisa tenía solo treinta y ocho grados y él perdía la cabeza. Ese es el poder del amor verdadero.

El café sin azúcar se le hizo insípido, pero no amargo. Apenas colgó, Irene llegó, apurada. Sin rodeos, empezó a quejarse:

—No sabes lo loco que está Fabián. ¡A medianoche me pidió que le consiguiera un set de joyas de jade! Gastó una fortuna como si nada. ¿Cree que por tener dinero puede tratar así a los empleados? ¡Menos mal que tengo una buena red de contactos!

Mientras hablaba, le mostró la foto del conjunto de joyas.

Ariadna pensó que era increíble haber recuperado la audición. Incluso los sonidos del celular le parecían bonitos. Era como un mundo nuevo. Cuando Irene terminó de desahogarse, Ariadna le contó lo que la preocupaba:

—Quiero irme a otro país… pero todavía no puedo hablar bien.

Irene, con tono serio, le aconsejó:

—Ariadna, llevas demasiado tiempo estancada. El mundo avanza rápido. Con un poco de dinero puedes conseguirte un universitario con abdominales que te enseñe el idioma… ¡y que también te caliente la cama! Nunca sabes, capaz te enseña a hablar mientras están en la cama.

Luego, aún más seria, preguntó:

—¿De verdad vas a irte? ¿Vas a dejar a Fabián?

Ariadna asintió.

—Hay otra cosa… tú sabes de joyas. Mira esta. ¿Cuánto crees que valga?

—Esa piedra no la manejo mucho, no tengo la información… —respondió Irene—. Pero mira esto.

Le mostró una invitación a una subasta de joyas. Al verla, Ariadna supo que podía confiar en ella. Irene trabajaba más con jade y sabía que las joyas de diamantes como la suya difícilmente alcanzarían su valor en venta directa. Pero en una subasta con expertos, tal vez incluso podría conectar con gente de mucho dinero.

Unos días después, Ariadna decidió irse de la Villa Brisa Marina. Quiso llamar para avisar, pero la que le respondió fue Laura.

—Mi hermano está con Elisa eligiendo vestidos. ¿Crees que tienes derecho a saber qué hace, como si fueras su esposa? ¡Deja de molestarlos!

Los pitidos de cuando le colgó la dejaron con una sonrisa amarga. Tenía razón: su presencia o ausencia les daba igual.

Al atardecer, Ariadna llegó apurada a la subasta, sin imaginar la importancia del evento. Se puso un vestido sencillo, sin saber que todos irían muy elegantes. Pero pensó en el dinero que tenía y se motivó. Las joyas podían ser caras, pero no estaban fuera de su alcance.

La gente empezó a acercarse al centro del salón. En el escenario, bajo las luces, apareció Fabián, y a su lado estaba Elisa. Lo que ella llevaba puesto era el mismo set de jade translúcido que Irene le había mostrado a Ariadna un par de días antes. Piezas finas y valiosas.

Un gesto con mucho significado. Ariadna recordó los regalos que había recibido de Fabián: siempre enviados por un asistente, y comprados porque sí. Impersonales. Superficiales.
Continue to read this book for free
Scan code to download App

Latest chapter

  • Flor de Espinas   Capítulo 22

    Cuando Elisa vio que Fabián caía por las escaleras, gritó, asustada. Ariadna y Hugo bajaron corriendo. Casi sin poder hablar, Fabián le dijo a Ariadna:—Yo… perdón… considera esto mi sacrificio…En ese momento, se escucharon las sirenas de la policía y todo terminó.Más tarde afuera de la UCI, Ariadna estaba ida, con la mirada fija en el vacío. Los doctores le pedían que se hiciera un chequeo, pero no reaccionaba. Hugo intentó convencerla durante mucho rato de que dejara que le curaran las heridas, y al no lograrlo, terminó haciéndolo él mismo.Cansada, Ariadna se recostó en su pecho y repetía para sí que Fabián estaría bien, mientras Hugo trataba de calmarla.—Todo va a salir bien…Hasta que el médico salió a dar el resultado de la operación. Fabián sobrevivió, pero quedó paralítico de por vida. Cuando Ariadna entró a verlo, todavía no despertaba. Tenía tubos por todo el cuerpo.Mientras le acomodaba las sábanas, notó cicatrices en su muñeca que nunca había visto. Entonces entendió qu

  • Flor de Espinas   Capítulo 21

    Al llegar a esa conclusión, Hugo entró en pánico. Empezó a pensar si Ariadna tenía enemigos. Fabián también movió sus contactos. Lo único que pudo averiguar fue que el carro negro desapareció sin dejar rastro después de pasar por el puente elevado del sur de Marmal. Hugo sacó su computadora portátil y abrió el rastreador. Fabián, cuando lo vio, se burló: —¿Le pusiste un localizador? ¿Así es como le das libertad? —Fuimos de viaje juntos, ¿no sabías que Ariadna no tiene ni una pizca de sentido de orientación? No distingue el norte del sur. Solo lo activamos para evitar que se perdiera, y además… ese rastreo solo funciona si ella lo permite. Lamentablemente, el rastreador seguía sin dar señal. Hugo se quedó quieto un momento. Y de repente se le ocurrió una idea. —Ariadna no tiene enemigos. Mejor revisa a la gente que está contigo. Fabián quedó intrigado. ¿Sería Elisa? Llamó de inmediato a su asistente. —Revisa si Elisa ha estado en el extranjero estos días. El tiempo pasaba lento.

  • Flor de Espinas   Capítulo 20

    El día de la propuesta de matrimonio por fin llegó. Ese mismo día se celebraba el campeonato de automovilismo en el Monte Otoñal, y Hugo iba a participar junto a sus amigos. Ariadna fue a verlo competir y, de paso, animarlo desde las gradas.Ella ya conocía ese ambiente. Antes había acompañado a Fabián en sus locuras con los autos. En ese tiempo, Fabián, hundido emocionalmente, buscaba adrenalina arriesgando su vida, y Ariadna tuvo que seguirle el ritmo.Los amigos de Hugo fueron muy atentos. Aunque la miraban con curiosidad, siempre mantuvieron la distancia. Todos le decían "cuñada". Antes de empezar, Hugo le dijo con toda seguridad: —Hoy voy a ganar… te dedico esa victoria.Ariadna no pedía tanto. Lo alentaba desde un costado, hasta que, cuando revisó la lista de inscritos, vio un nombre conocido: Fabián. Vestido con su traje de competencia, Fabián la miraba desde lejos con una mirada desafiante. Estaba ahí para competir contra Hugo.Gracias a sus contactos, Fabián ya sabía que Hugo

  • Flor de Espinas   Capítulo 19

    Elisa miró a su papá sin saber qué decir. Un poco nerviosa, le preguntó: —¿Papá? ¿De verdad vas a mandarme al extranjero? ¿Me vas a dejar sola?Cuando vio la pila de pruebas que tenía Fabián, el papá de Elisa suspiró, resignado. —Está bien. Acepto. Se volteó hacia su hija y le dijo: —Elisa, ¿de verdad quieres arruinar mis últimos años por esta obsesión? Lo que no es tuyo, déjalo ir. Anda, discúlpate con la señorita Luján.Pero Elisa miró a Ariadna con rabia. —¡Jamás me voy a disculpar con ella! ¡Antes muerta! ¡Ariadna, ni lo sueñes!Al verla así, su papá no tuvo más remedio que agachar la cabeza y tragarse su orgullo. —Señorita Luján, no he sabido educar bien a mi hija. Le pido que la perdone.Después de decir eso, bajó la cabeza, esperando su respuesta. Ariadna se sintió conmovida al ver a un padre tan preocupado por su hija. Pero Elisa no aceptaba haber perdido. Seguía negándose a pedir perdón. De todas formas, así fue como terminó el asunto del plagio. Fabián se acercó a Ari

  • Flor de Espinas   Capítulo 18

    —Hace dos años trabajé como diseñadora voluntaria en Croacia, justamente en el hotel que ahora dicen que copié. Cathy, el nombre que aparece registrado, era mi seudónimo cuando llegué al extranjero. Tengo un documento oficial del hotel croata que prueba que el diseño es mío. Ya está publicado en la página oficial de Inversiones Morales, y pueden revisarlo ustedes mismos.Cuando terminó de hablar, la sala se llenó de murmullos. Los medios, siempre buscando un escándalo, no querían irse con las manos vacías. Y al ver a Ariadna y Fabián sentados juntos, no tardaron en cambiar el enfoque a algo más jugoso.—Señor Morales, se rumorea que Ariadna fue su exprometida. ¿Eligió su diseño por motivos personales? —¿Es cierto que usted y Elisa ya se casaron en secreto? A ella la vieron en el funeral de Ignacio… ¿fue como su nuera? —¡Ariadna, Fabián, por favor, respondan!Fabián, al ver que los flashes de las cámaras molestaban a Ariadna, se levantó de inmediato y la cubrió con su cuerpo. Ese gest

  • Flor de Espinas   Capítulo 17

    —¡El proyecto del Jardín Termal de Inversiones Morales ha sido acusado de copiar un diseño croata! Apenas salió la noticia, las acciones de la empresa se desplomaron y los accionistas exigieron una reunión de emergencia.Afuera de Villa del Silencio, miles de cámaras le apuntaban a Hugo y a Ariadna, quienes acababan de salir de la casa. Nadie sabía cómo, pero la prensa había conseguido su dirección, y bloquearon la entrada. Hugo protegió a Ariadna y, entre empujones y codazos, al final lograron subirse al carro. Irene la llamó, para contarle lo que estaba pasando dentro de la empresa y le sugirió que se escondiera por un tiempo. Pero Ariadna sabía que huir no iba a arreglar nada.En la junta de accionistas, Fabián era el objetivo de las críticas del papá de Elisa. Él exigía cortar todo vínculo con el equipo de Juan, cancelar el pago final y demandar a Ariadna para pedirle una indemnización millonaria por incumplimiento del contrato. Fabián, agobiado por la presión de los socios, desp

More Chapters
Explore and read good novels for free
Free access to a vast number of good novels on GoodNovel app. Download the books you like and read anywhere & anytime.
Read books for free on the app
SCAN CODE TO READ ON APP
DMCA.com Protection Status