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Capítulo 03

ผู้เขียน: Cristal Matutino
Inmediatamente, pasó a la siguiente página:

«20 de mayo de 2024.

Hoy es nuestro cumpleaños, el mío y el de Vanessa. Pero mi papá y mi mamá parece que se olvidaron de mí; solo compraron pastel para Vanessa.

Pero no me enojé, al fin y al cabo, es solo un pastel, ni siquiera me gusta.

En un momento, Vanessa parece que se dio cuenta de que estaba parada en la esquina, por lo que me trajo un pedazo de pastel a propósito, y me dijo:

—Hermana, feliz cumpleaños.

Fingí que me daba asco, y aparté el pastel.

En realidad el corazón me latía muy fuerte, tenía tantas ganas de decirle feliz cumpleaños también.

Pero, aun así, ella sonrió y dijo que no importaba.

En ese momento, pensé que de verdad era como un ángel.

Con razón tanta gente la quiere.

Pero después, vi que Mauricio le echaba unos polvos a su vaso.

Ya no había tiempo, Vanessa ya iba a tomar, por lo que me lancé hacia adelante, se lo quité de un manotazo y me lo tomé todo.

Apenas me relajé mi mamá se me echó encima y me dio una cachetada.

La bofetada me tiró al suelo, pero mi mamá, nerviosa, seguía preguntándole a Vanessa si estaba bien.

“Mamá, ¿por qué no me preguntaste por qué?”, le pregunté.

Pero, al final, mi mamá decidió no creerme y mandó que me encerraran en mi cuarto. No me dejaron salir.

No sé cuánto tiempo pasó, me sentía mareada, ni me podía parar derecha.

Entre la neblina, vi a Mauricio, quien me arrojó a la cama, con el rostro desencajado.

—¡Estaba a nada de conquistar a Vanessa, ¿por qué te metiste?! ¡Ya que tanto te mueres por esto, esta noche me encargo de ti primero!

También quería resistirme, pero, pensando que, si pasaba eso podría chantajear a Mauricio para que se casara conmigo y mantendría a Vanessa a salvo, dejé de oponer resistencia.

Después, me despertaron con agua fría.

—¿Por qué me drogaste? —me preguntó Mauricio, mirándome con asco—. ¡Hasta te hiciste pasar por Vanessa para engañarme! Me hiciste... Pero quítate esa idea de la cabeza, mi corazón solo tiene lugar para Vanessa.

Mi papá y mi mamá tampoco me escucharon.

—¡Eres una cualquiera! —me gritaron, furiosos—. Para evitar que Vanessa se case con los Mendoza, ¡usaste estos métodos tan bajos! ¡Desde hoy! ¡Lárgate a tu casa! ¡Los González no te queremos!

Pensé que haber sido forzada a perder mi virginidad ya sería doloroso. Pero aquello me dolió aún más.»

Apenas Vanessa terminó de leer, alguien entre los invitados no pudo evitar decir con voz temblorosa:

—Entonces, ¿fue Mauricio quien puso la droga, y Jimena solo quería salvar a Vanessa?

—¿A Jimena la acusaron falsamente?

—¡Puras tonterías! —exclamó Mauricio, rápidamente, agitando las manos—. ¡Son puras alucinaciones suyas!

Vi a mis padres quedarse como piedras, con los labios temblando sin control.

—Vanessa... Vanessa de todas formas se iba a casar con Mauricio... era algo natural, ¿qué importaba si pasaba?

—¡Al contrario, esa malagradecida de Jimena! ¡Se quedó en casa de los González solo por el dinero!

—¿Por el dinero? —preguntó Vanessa, riendo ligeramente.

Tras decir aquello, pasó a la siguiente página:

«No tuve tiempo de sentir lástima, me puse de rodillas a suplicar, les rogué que no me mandaran de vuelta.

Allá solo hay un abuelo de más de ochenta años.

Ni siquiera puede comprarle un vestido decente a Vanessa, ¿qué me puede dar a mí?

De verdad no quiero regresar.»

Al escuchar esto, mi mamá pareció sentir que tenía razón, y su rostro se relajó.

—¡Jimena era una interesada, todo lo bueno que hicimos por ella fue en vano! —dijo mi padre, serio.

Los comentarios en el stream se multiplicaron:

«¡Aunque el abuelo no tenga dinero, es su familia biológica! ¡Te dijeron malagradecida y no estaban equivocados!»

«¿Tanto odias a tu propia familia? ¿Pensaste que esa era la vida que te tocaba vivir?»

—¿Por qué necesitaba tanto dinero? —preguntó Vanessa, apretando el diario con fuerza—. Sigamos viendo:

«9 de agosto de 2024.

Ya no aguanto más, les pedí a mi papá y mi mamá dos mil dólares.

Mi mamá me preguntó con desprecio a dónde se había ido todo mi dinero, y yo respondí honestamente que se lo había dado al abuelo.

Pero ella se burló:

—Deja de fingir, ni siquiera quieres regresar, ¿y le vas a mandar dinero? Mi Vanessa sí se preocupa por él, lo ha estado ayudando en secreto, ¿no me digas que también le quieres quitar ese mérito?

En ese momento supe que, sin importar lo que diga, mi mamá ya no va a creer.

¿Desde cuándo se volvió así? No lo sé.

Pero... ya no me queda mucho tiempo de vida.

Si no fuera porque el cáncer duele horrible, tampoco habría pedido esto.

Espero que el abuelo nunca sepa de mí, porque Vanessa dijo que él era muy bueno.

Si se enterara, tal vez trataría de salvarme con todas sus fuerzas, pero no quiero, ya está viejo.

Es muy duro.

No importa.

Ya no voy a pedir más.»

Finalmente, alguien se dio cuenta del contenido que estaba leyendo Vanessa:

—¿Estás diciendo que Jimena? ¿Cáncer?

—¡Entonces no regresaba para no ser una carga para el abuelo!

Los comentarios volaron como locos, y algunos empezaron a defenderme.

Al ver esto, mi mamá se agarró el pecho, parándose de golpe.

—Ella... sí había dicho que no se sentía bien... pero...

En ese momento, el señor y la señora Mendoza ya estaban hartos.

—¡Ya basta! ¡Hoy es la boda de Mauricio y Vanessa! ¿Por qué siguen hablando de una muerta?

Mauricio trató de tomar la mano de Vanessa para que dejara de leer. Pero ella lo esquivó y, mirándolo con los ojos enrojecidos, le dijo, con un tono cargado de burla:

—¿No quieres saber por qué pasó, qué vivió después, y por qué se volvió así?

Mi mamá aguantó las lágrimas, y se dejó caer sobre una silla, temblando.

—¿Y qué importa saberlo... ella...? —comenzó a decir Mauricio.

Sin embargo, Vanessa respiró hondo y siguió:

—Entonces sigamos, veamos cómo cambió Jimena exactamente.
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